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REAL MADRID | CARRERA POR EL BALÓN DE ORO

Vinicius sonríe al Balón de Oro

El ‘7′ da sorpasso a Mbappé y ya es el favorito, seguido de Bellingham. Un brasileño no lo gana desde 2007. Wembley y la Copa América, decisivos.

MadridActualizado a
Mbappé y Vinicius.
Mbappé y Vinicius.

Y el año que llega Mbappé, Vinicius apunta a ganar el Balón de Oro. Porque así es el guionista del fútbol, caprichoso, el mejor en lo suyo. Y un doctor en paciencia. Solo así se explica que no moviese un dedo durante estos meses, sabedor de que las tertulias se debatían, erróneamente, en qué pasará con Vinicius cuando llegue Mbappé. Fue en la noche de un miércoles cuando las sospechas se confirmaron en plot twist: la cuestión no es esa, sino qué pasará con Mbappé cuando llegue al Madrid. Porque Vinicius ha salido de la ecuación. De los debates. Al menos, de aquellos rodeados por incertidumbre. Su 2024 empezó reluciendo y su Champions confirma el dorado: ya es el favorito a ganar el Balón de Oro. Y a partir de ahí, todo lo que eso conlleva. Status, peso y jerarquía.

Hace solo algunas semanas se analizaba en este periódico una carrera al rojo vivo: lideraba Mbappé, seguido de Bellingham, Vinicius, Kane y Rodrigo. Esto no es opinión, sino información. Ese era el orden. El resultado de lo que transmitía el jurado. Pero en un parpadeo todo se ha puesto patas arriba. La eliminación de Mbappé sin pena ni gloria, sumado al año sin títulos de Kane (una maldición que ya asusta), lastran sus candidaturas. Solo una Eurocopa excepcional puede reanimarlos. Como a Bellingham, cuyo primer curso está superando cualquier expectativa (22 goles y diez asistencias), pero empezó el 2024 dibujando un cuarto menguante y ahora, ya es eclipse. Tapado por Vinicius, quien tal vez se separó de la banda izquierda para adelantarles por la derecha.

Mejor que nunca

El brasileño está pletórico. En su mejor año. Jamás había tenido un ritmo goleador tan alto (baila cada 132′), una varita más chispeante (participa en un tanto cada 86′) y un rol tan líder. Pero no se gana un Balón de Oro por tener el mejor porcentaje goleador de Europa. Ni mucho menos. Lo que decanta el galardón es ser decisivo en los momentos decisivos. En las noches más calientes. Como la eliminatoria ante el Bayern: clave con un doblete en la ida y MVP en la vuelta. Su electricidad fue el marcapasos de un Madrid al que, por momentos, fallaron las fuerzas. Él siempre encaró, atacó y hasta levantó a la grada cuando la veía flaquear. Fue la antorcha del finalista. E incendió todo.

Sin brasileños desde Kaká

Una auténtica pesadilla para Kimmich, del que se fue hasta media decena de veces... y uno más del Madrid en defensa, vaciándose físicamente para ayudar en los repliegues. “Si tengo que bajar a defender, siempre lo haré, sin problema, como Jude o Rodrygo; lo más importante es el equipo”, dijo en zona mixta, pletórico. Después de un: “Soy un afortunado por poder jugar con esta camiseta. Vengo de un sitio de Brasil, al otro lado del mundo, del que la gente normalmente no sale. Y yo he cumplido un sueño”. Precisamente su país anocheció ayer con el debate del Balón de Oro en el cenital. Porque atisban el fin a casi tres décadas sin gloria: un brasileño no lo gana desde 2007 (Kaká).

Kaká levanta el Balón de Oro en 2007.
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Kaká levanta el Balón de Oro en 2007.BENOIT TESSIERREUTERS

Casi más ataques que todo el Bayern

La noche ante el Bayern se resume en varios datos. Vinicius hizo 12 toques en el área rival, solo dos menos que todos los jugadores del Bayern (14) y llegó a los 255 regates esta temporada, una insistencia en la que solo le supera Kudus, del West Ham (264), en las cinco grandes ligas. Es un martillo pilón. Regatea, regatea y vuelve a regatear. Sin importar cómo le haya salido el anterior. Una fortaleza mental que se ha construido entre los consejos de sus compañeros, de Ancelotti y un trabajo de psicología que puso en marcha, por su cuenta, hace algunos años. La radiografía no queda ahí: fue el que más remató (5), también a portería (3), el que más centró (6) y el que más regateó (12; con acierto, 7). De no haber sido por Neuer y varias intervenciones milagrosas, habría marcado.

Los jugadores del conjunto blanco celebran la remontada y la clasificación para la final de la Champions League.  En la imagen, Vinicius se une al festejo con los aficionados
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Vinicius se abraza con aficionados del Real Madrid.David RamosGetty Images

Las claves: Wembley y Copa América

Sus dos lesiones a principio de curso le han convertido en una utopía destacar en clasificaciones como el Pichichi o la Bota de Oro. Sufrió dos roturas en los bíceps femorales: en la jornada 3, contra el Celta, fue el de la pierna derecha (cuatro partidos fuera) y en un Colombia-Brasil, víspera de la jornada 14, el de la izquierda (más dura, porque esta le afectó el tendón distal: siete partidos fuera). Pero de eso ya no queda rastro y lo que le dispara es lo innegable: ahora mismo es el futbolista más en forma del planeta. De aquí al Balón de Oro queda un mundo (aún no hay fecha oficial, pero será el último trimestre del año), pero ya lidera la carrera. Y por meritocracia. Ganar la Champions y la Copa América serían prácticamente un jaque mate. Vinicius, seis años después de llegar a Chamartín entre uys y burlas, acaricia su sueño. Lo más grande. Lo piensa y se le escapa una sonrisa.

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