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BARCELONA

El graduado de Xavi

El técnico reivindicó, con un planteamiento de autor, que es el elegido para pilotar la reconstrucción azulgrana. Si gana al Rayo, el Barça sumará más que el Real con Xavi

Actualizado a
Xavi se abraza con Frenkie de Jong.
SUSANA VERAREUTERS

Yo no necesito gloria. La gloria es para los barcelonistas”. Pero lo cierto es que Xavi Hernández, leyenda como jugador del Barça y ahora su entrenador, salió empoderado del Bernabéu. “¿Doctorado? Yo soy un novato”. Compartiendo que la excelencia la dan los títulos, al menos Xavi sí se fue de Chamartín con el graduado bajo el brazo. Y con la matrícula de honor sellada. Ganar 0-4 en la casa del Madrid el día del estreno es igualar nada menos que a Guardiola; y a la espera de saber qué da de sí el desarrollo del entrenador de Terrassa en un futuro, todo lo que transmitió el Barça fue grandeza.

Desde que Xavi aterrizó, el Barça ha sumado 37 puntos en LaLiga. Sólo el Madrid, con 39, le supera; pero con el asterisco de que el Barça tiene un partido pendiente contra el Rayo. Y esto ya no es casualidad. Una ensalada de circunstancias bien mezcladas por Xavi ha permitido que el entrenador le cambie la cara a un equipo que, más que tristón, se había instalado en una diabólica dinámica, negativa y perdedora, que amenaza con quedarse para años.

A saber, Xavi, como Laporta, tiene esa magia para inyectar energía a los culés. Eso se traslada al vestuario. Porque antes que “el tercer hombre”, “el cuadrado”, o el “ocho contra seis”, Xavi fue a lo básico. Recuperar las normas de convivencia, la cultura del esfuerzo y el respeto a una manera histórica de hacer. Comprendido ese paso, y comprobando que eso no era suficiente sin jugadores de jerarquía, invitó a Laporta a que imaginase qué sería el equipo con Alves, Ferran, Adama y Morata o Aubameyang, en lugar de jóvenes regarios como Jutglà, Demir, Ilias o Abde. Alemany le trajo a los refuerzos y Xavi, que además ha manejado con tacto el caso Dembélé, le ha dado resultados. Su manejo de partido en el Bernabéu habló de un entrenador que es aún rookie pero aprende rápido. Xavi no cayó dos veces en la piedra de la Supercopa, cuando el Madrid le tendió una emboscada y le ganó al contragolpe. Sabía cómo frenar al Real: faltas tácticas y Araújo de corrector. Y cómo atacarle: Busquets-Alba-Pedri-Ferran para desgastar en la izquierda, Dembélé-Aubameyang para clavar el puñal. Fue un memorable graduado.