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LEGANÉS

Un balsámico cierre de mercado

El Leganés respira tranquilo después de poner punto y final a un agitado (de nuevo) mercado de fichajes que ha afectado a la concentración de la plantilla y los planes deportivos.

Actualizado a
Un balsámico cierre de mercado
CHEMA DIAZDIARIO AS

Se acabó. El final del mercado de fichajes ha sonado por Butarque (que diría el bueno de Sabina) como un signo de exclamación. También de alivio. “Por fin”, mascullan en el Leganés. En los despachos, en el banquillo y también en la plantilla. “Por fin”, porque la agitación y efervescencia de esta ventana de traspasos se había convertido en un factor de interferencias en el rendimiento deportivo. Asier Garitano lo asevera, por activa y por pasiva. En público y privado. Cerrar de una vez el grupo y saber qué jugadores tendrá bajo su mando para lo que resta de curso (al menos hasta enero) será fundamental para remendar el irregular comienzo de campaña.

El motivo tiene forma de incertidumbre, la ya habitual que rodea a La Avenida de los Once Leones en el tramo final de cada mercado, donde la fase más repetida es la de “todo puede pasar”. Y precisamente ese amplio espectro de oportunidades provoca que los principales actores, los jugadores, vivan pensando en ocasiones más en lo extradeportivo, que en lo deportivo.

Los directamente afectados

Lo hacen en sus múltiples variables. Algunos, directamente afectados por saber qué sucederá con ellos. Ejemplos prácticos de este verano. Jonathan Silva, por ejemplo, jugó el pasado sábado ante el Ibiza sin saber si lograría (por fin) salir a un equipo de Primera. Ya para entonces el Elche había hecho una oferta de 1,5 millones de euros más variables por el jugador (fue rechazada) y el Getafe cocinaba la que, finalmente, se lo llevó al Coliseum.

También estaba pendiente de su futuro un Juan Muñoz que precisamente no jugó por encontrarse, deslizan en el club, afectado por saber qué sería de él. En el Leganés no le abrirían las puertas de salida, aunque sus agentes le buscaban oportunidades para tener allende Butarque más minutos que los que se intuye que le dará Garitano. Algo parecido le puede suceder a un Recio al que el club trató de buscarle destino tras el fichaje de Rubén Pardo.

A Sergio González, por ejemplo, el Oviedo le rondó hasta el último día de mercado. Con Eraso fue el Leganés el que albergó esperanzas hasta el final de poder buscarle nuevo equipo. Muchos nombres (y otros cuya situación no ha trascendido) que afectaba directamente a la concentración de varios pepineros por ser protagonistas directos del mercado.

Los indirectamente afectados

Pero luego los había afectados indirectamente. Por ejemplo, por la llegada de competencia que pudiera afectarles, como el caso de los medio centros, a los que el fichaje estrella de Rubén Pardo amenaza con dejarles a la sombra más de lo deseado. También vivían los defensas pendientes de qué pasaría con los antes citados Silva y Sergio y si sus roles cambiarían por la presencia de nuevos compañeros.

Ocho cambios con la primera jornada

Un vaivén que, como lluvia fina, no permitía a Garitano exprimir una de las claves en su ideario: la normalidad. Claro que también le afectaba por no poder hacer planes muy a largo medio plazo. Porque el propio entrenador de Bergara desconocía cuál sería su plantilla para cuando el curso tomara velocidad de crucero. Sirva como ejemplo que, con respecto a la jornada del debut ante la Real Sociedad B, han llegado seis jugadores (Garcés, Fede Vico, Bautista, Pardo, Bruno y Randjelovic) y se han marchado dos (Silva y Manu Garrido).

Ya por fin el técnico de Bergara podrá trabajar con un grupo en el que están todos los que son, pero no todos los que son, están para jugar. Porque el condicionante físico y de adaptación al grupo de los hombres que han llegado más tarde también será otro reto para las próximas jornadas en las que, a diferencia de Primera, no les afecta la ventana de partidos FIFA, con lo que las pruebas se harán sobre la marcha y con la ausencia de los internacionales (Omeruo, Gaku y Bárcenas). Coctelera de factores que hacen lógico el suspiro que ayer clausuró Butarque con el cierre del mercado: “Por fin se acabó”.