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REAL MADRID

Así fue el Madrid de Ancelotti: una máquina de hacer goles que se desfondó sin rotaciones

El italiano se hizo cargo del equipo blanco tras Mourinho y con varias caras nuevas. Promedió casi tres goles por encuentro y ganó cuatro títulos, entre ellos la Décima.

Madrid
Ancelotti, con la Décima.
Alex Livesey

Carlo Ancelotti vuelve al Real Madrid seis años después para recoger el testigo que acaba de dejar Zinedine Zidane, que se marchó tras anticiparlo veladamente durante semanas y que, en una carta abierta dirigida al madridismo publicada por AS, criticó duramente a los altos estamentos del club blanco en lo relativo a la protección que le dieron como entrenador. El italiano ya hizo algo parecido en el pasado, después de que sus dos temporadas, entre 2013 y 2015, terminasen abruptamente después de un curso sin grandes títulos. Con todo, Florentino Pérez ha confiado de nuevo en Carletto, que en el Madrid dejó números impresionantes y un título que marcará a toda una generación de madridistas: la Décima.

Ancelotti aterrizó en 2013 para hacerse cargo del Madrid que acababa de soltar Mourinho, tras una tercera temporada desastrosa del portugués. El italiano andaba entrenando al PSG entonces y el Madrid debió indemnizar al club francés con siete millones de euros para que le liberase. Llegó a un equipo hecho, pero roto por las batallas con el técnico anterior, y lleno de gran talento: Casillas, Ramos, Pepe, Marcelo, Xabi Alonso, Modric, Di María, Benzema, Cristiano... Además, fue un verano de gran gasto en el Madrid, con varios fichajes importantes: Carvajal (recomprado tras un año en la Bundesliga), Isco, Illarramendi, Bale... Para ser su segundo, eligió precisamente a Zidane; en su segunda temporada ese papel sería para Fernando Hierro.

Iker y Diego López, el dilema

El italiano nadó pues en abundancia de talento, aunque le costó darle encaje. Su primer gran problema fue el de la portería: heredó a un Diego López titular y a un Casillas suplente y con la moral baja. Ante la duda, tiró por la calle de en medio: Diego jugó la Liga, Iker la Copa y la Champions. Las primeras semanas, sin un Xabi Alonso que arrancó el curso lesionado, fueron duras; con el donostiarra el Madrid empezó a volar y gracias a Di María logró el equilibrio que tanto andaba buscando.

Con la llegada de Bale, el ataque blanco estaba lleno: el galés, Benzema y Cristiano, la BBC. Sin sitio para el argentino, Ancelotti cambió hacia la mitad del curso 2013-14 a un 4-3-3, con Xabi Alonso, Modric y Di María de interiores y con los tres atacantes por delante. La hiperactividad del argentino le dio solidez al equipo en el medio y liberó a Modric, que empezó a desarrollar la versión que lleva enseñando desde entonces de blanco. Fue Ancelotti quien se inventó ese rol de interior derecho para él, donde más y mejor ha rendido.

Zidane y Ancelotti, en Lisboa.
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Zidane y Ancelotti, en Lisboa.Getty Images

No sin dificultades, llegaron los éxitos: primero se ganó la Copa del Rey en Valencia ante el Barcelona, 1-2 con goles de Di María y Bale tras un carrerón desde campo propio en el que fundió los plomos a Bartra, con la dificultad añadida de que Cristiano se perdió por lesión ese duelo. Y en el último encuentro del curso, la Décima Champions blanca en Lisboa ante el Atleti, que Ramos rescató en el minuto 93 con un cabezazo para igualar el tanto inicial de Godín, tras cantada de Iker. Casillas había firmado un curso impecable y falló en el gran día, pero al final demostró que la suerte suele acompañarle: el Madrid ganó los dos títulos que jugó él.

Exhibición en Múnich

En Liga el equipo compitió casi hasta el final, pero terminó descolgándose y centrando sus esfuerzos en la Champions, en la que dio en semifinales un severo correctivo al Bayern de Guardiola, al que todos daban como campeón: 1-0 en la ida y 0-4 en la vuelta, galopando por el Allianz de Múnich. Ancelotti siempre lamentó la lesión de Jesé en la vuelta de octavos de la Champions ante el Schalke, que le mantuvo lejos de los campos durante más de seis meses y que privó al italiano de un recambio de lujo para rotar más y mejor: "Con él, habríamos ganado la Liga", dijo entonces.

Su segunda temporada empezó con las incorporación de Kroos desde el Bayern y de James desde el Mónaco, y con un triunfo plácido sobre el Sevilla en la Supercopa de Europa (2-0), tras lo cual Xabi Alonso solicitó irse precisamente al Bayern y el italiano, al ver que el donostiarra estaba decidido, aceptó. Poco después perdió en la Supercopa de España ante el Atleti (1-1 en la ida, 1-0 en la vuelta) y pasó dificultades en Liga que resolvió cuando una lesión de Bale le permitió formar el equipo que mejor rendimiento le dio: un 4-4-2 con James, Modric, Kroos e Isco en el medio y con Benzema y Cristiano arriba. El Madrid desplegó durante meses su mejor juego y ganó 22 partidos seguidos, hasta que cayó en Mestalla contra el Valencia (2-1).

Muchos goles y pocas rotaciones

Durante sus dos temporadas, el Madrid de Ancelotti se distinguió por ser una máquina de hacer goles: marcó 322 en 119 partidos, encajando sólo 103; un promedio de 2,7 tantos a favor por encuentro. Para apreciarlo en perspectiva, en ambas ligas marcó 104 y 118 goles, respectivamente; este curso el Madrid hizo 88... entre todas las competiciones. Cristiano fue el hombre más utilizado por él y también el que mejor rendimiento le dio: 112 goles y 47 asistencias en 101 partidos. También fueron vitales Ramos, Pepe, Bale, Isco, Marcelo... Sin embargo, la escasa confianza de Ancelotti en el fondo de armario durante el curso 2014-15 terminó pasando factura: 12 jugadores superaron los 3.000 minutos y 8 no llegaron a los 2.000 (sin contar a Lucas Silva, fichaje de enero que no cuajó).

Ancelotti, manteado en Lisboa.
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Ancelotti, manteado en Lisboa.JESUS RUBIO

El Madrid terminó desfondado y perdió la Liga y la Champions, donde alcanzó las semifinales y fue eliminado por un gol en el Bernabéu de Morata, el delantero al que Carletto había dado poca bola un año antes. Fue un final de curso abrupto, marcado por los pitidos del Bernabéu a Casillas a la mínima y por el cariño que los jugadores mostraron al italiano en su último día, en casa ante el Getafe. Tras un curso sin títulos importantes, Florentino lo tenía claro: cesó a Carletto, que un año antes se ganó a la afición llevando a Madrid la Décima y luego cantando el himno de ese título en un Bernabéu abarrotado.