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BARCELONA

Se hace pequeño con los grandes

El equipo de Koeman ha sido incapaz en lo que va de curso de imponerse a sus rivales directos en LaLiga y se remite a su triunfo en Turín como gran victoria.

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Se hace pequeño con los grandes

El Barça de Koeman sigue viviendo en el alambre. Alterna actuaciones meritorias y victorias en el último momento con una falta de regularidad que penaliza a un equipo al que le falta dominar los encuentros, especialmente los importantes ante rivales que saben golpear en el momento preciso. Precisamente, el Barça es víctima del arma que mejor utilizaba cuando era el equipo que mejor sabía leer los encuentros. Ahora, los juega a cara o cruz y depende de la inspiración propia o ajena el desenlace.

Esta falta de dominio de la escena ha repercutido en que el conjunto de Koeman haya sido incapaz de imponerse en los grandes partidos a rivales con los que debería discutir de tú a tú. El último ejemplo fue la ida de las semifinales de Copa jugadas ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán, donde el equipo blaugrana no jugó para tener que necesitar una remontada en la vuelta. En muchos instantes del partido, los blaugrana dominaron al rival, pero fueron duramente penalizados por un equipo que sí supo ser más efectivo.

El Sevilla se ha enfrentado este curso ya dos veces con el Barça y en ambas ocasiones ha salido indemne. En laLiga arrancó un empate a uno en el Camp Nou y ayer en el Pizjuán arrancó un valioso 2-0.

Los errores del Barça en ambas áreas condenaron en ambas ocasiones a un equipo que si no tiene la noche sufre demasiado.

Lo mismo le pasó a los de Koeman cuando se encararon al Atlético de Madrid cuando perdieron por 1-0 en un partido igualado que decidió un tremendo error de entendimiento entre Piqué y Ter Stegen que aprovechó Carrasco.

Cuando visitó el Camp Nou el Real Madrid, el guión fue muy parecido. Partido igualado a trompicones, pero sin control que se acabó llevando el equipo de Zidane, mucho más sólido en el control del juego. Una historia de errores y de falta de dominio en ambas porterías que fue especialmente cruel en la final de la Supercopa ante el Athletic Club.

Como excepción este curso queda el partido en Turín ante la Juventus, que el Barcelona ganó sufriendo porque ese día también se jugó a cara o cruz. Tres goles bien anulados a una Juve que no pudo contar con Cristiano Ronaldo.

El portugués reapareció en el Camp Nou y ahí los italianos desnudaron a un Barça que cayó por 0-3.

El conjunto blaugrana vive en una precariedad que le penaliza y ha crecido mucho. La sensación es que poco más se le puede pedir a un equipo que trata de competir pero que ante rivales de su entidad ve como sus errores le penalizan fatalmente.

Una circunstancia que se verá puesta a prueba en un examen que no admite titubeos. El martes visita el Camp Nou el París Saint-Germain. En la Champions es donde se demuestra la fiabilidad de los equipos. De momento, el Barça, vive de momentos, pero no de continuidad.