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LAS PALMAS 0 - ALCORCÓN 0

Las Palmas y Alcorcón no ganan ni de penalti

Ernesto y Kirian erraron sendas penas máximas. Los pupilos de Anquela perdonaron en el primer tiempo. Los locales apenas crearon peligro.

Actualizado a

Ya se sabe, desde que el fútbol es fútbol, que quien perdona la acaba pagando. Fue lo que le acaba de suceder al Alcorcón en Gran Canaria. Sometió a Las Palmas en el primer tiempo y en el segundo tuvo que conformarse con un empate del que los locales salen airosos, pues tampoco hicieron méritos para más en su último partido en casa de este convulso 2020.

El duelo previo, ese que se libra durante la semana en los despachos de los entrenadores y las salas de vídeo de los analistas, lo había ganado claramente el Alcorcón. Ocurre que el equipo de Anquela, sólido siempre, roca imposible de horadar por parte de Las Palmas, logró que su rival quedara atrapado en su inescrutable tela de araña, tan empeñado en jugar por dentro. Y eso que Mel inició el partido, como adelantó AS, con Cedrés como lateral derecho, de momento cumplidor en una posición que no es la suya, estando Dani Castellano en el izquierdo, en cualquier caso ambos futbolistas de larga zancada y mucho recorrido.

Claro dominador del primer tiempo, el Alcorcón andaba perdonándole la vida a Las Palmas. Escobar, apenas en el minuto 8, entró solo al corazón del área insular para rematar, con todo a favor pero en semifallo, un buen centro de Fernández. Álex Domínguez, decisivo un rato después, no tuvo problemas para retener el balón. Apenas 60 segundos más tarde, Gual se dejó atrás el 0-1 por empacharse de balón cuando ya se mascaba la tragedia en la portería local.

Apenas se tenían noticias de Las Palmas, acaso algún arrebato de Kirian o Rober, hasta que Iemmello, al cuarto de hora de partido, se durmió cuando le tocaba encarar a Jiménez, que le tapó de manera excelente para obligarle, además, a botar un centro sin destino aparente.

Hiperactivo. Gual estaba desquiciando, prácticamente él solo, al entramado defensivo insular. Así, en el minuto 30, le hizo un sombrero dentro del área a un inocente Athuman, que tocó el balón con la mano. Ernesto se encargó de lanzar desde los 11 metros pero se recreó demasiado, con salto incluido, antes de golpear una pelota que detuvo Domínguez sin demasiado esfuerzo aparente. En todo momento, pese al mal fario, mantuvieron la iniciativa los muchachos del eterno Anquela, y Arribas se las prometía muy felices en el segundo palo antes de que Álex Suárez, de manera agónica, le birlarla la posibilidad de rematar solo a escasos centímetros de la portería de Domínguez.

Tal y como estaba el partido, acaso sometida por un insistente Alcorcón, a Las Palmas no le quedaba más opción que aguantar el 0-0 al menos hasta el descanso. De momento, era suficiente éxito. Sin embargo, a falta de tres minutos para el mismo, José Carlos se equivocó de objetivo dentro de su área y, en vez de golpear el balón, despejó a un pillo Rober. El penalti, chequeado por el VAR por un posible fuera de juego del propio extremo sevillano, fue lanzado por Kirian, que estampó el balón en el palo derecho de Jiménez. De cualquier manera, ni tan mal para los locales, marcador injusto a todas luces con el Alcorcón ese famélico 0-0.

Ni que hubieran salido anestesiados, el nivel de intensidad de ambos equipos bajó sobremanera tras el obligado paso por los vestuarios del estadio Gran Canaria. Parecía que Las Palmas tomaba la iniciativa en un partido de idas y venidas, más apenas se registraban ocasiones de peligro. Tampoco es que se notaran mucho las entradas de Fabio y Curbelo por Loiodice y Cedrés, mediatizada su continuidad por la tarjeta amarilla vista en el primer acto. Así, el primer disparo mínimamente peligroso llegó en el minuto 64 por medio de Escobar, quien probó fortuna desde la frontal del área local pero se lo puso demasiado fácil a un atento Domínguez.

El miedo a perder, dañino para el espectáculo pero valor seguro, al menos de primeras, para entrenadores y futbolistas, atenazó a ambas formaciones, en todo momento más pendientes de que les marcaran un gol menos que de marcar un gol más, algo que parece lo mismo pero que nada tiene que ver.

Si alguien debía mostrarse preocupado por el empate era precisamente el Alcorcón, por lo que Las Palmas parecía sentirse más cómoda en la insulsa recta final del segundo tiempo. Con el partido a punto de consumirse, Jiménez tapó muy bien a Espiau, que cedió a Benito para que este colgara la pelota a nadie. Saque de puerta visitante, y vuelta a empezar. Todo volvió, entonces, al punto de partida. Al inicio del encuentro, a ese 0-0 inamovible en el marcador. El destino, tal vez.

Pepe Mel: “Me da bronca dejar pasar oportunidades así”

El técnico, visiblemente contrariado con el empate cosechado contra el Alcorcón, señaló a sus jugadores al haber “estado muy por debajo de lo que se debe esperar de nosotros”.

Si la tarde fue fría en el Estadio de Gran Canaria, marcada por un partido de similares características, no lo fue así la intervención de un Pepe Mel que en la rueda de prensa posterior al encuentro frente a la AD Alcorcón puso la mirada en la floja actuación de sus futbolistas, llamando la atención, sobre todo, la falta de ambición del equipo amarillo durante el encuentro para lanzar el siguiente aviso a navegantes: “Sería muy triste que nos acomodáramos a mirar hacia abajo. Ante eso, me rebelo".

Antes de enviar tal recado, en primer lugar, el preparador madrileño fue claro a la hora de valorar el encuentro comentando que “el rival no nos ha dejado jugar y nos ha metido en una dinámica de partido en la que no hemos sabido hacer frente. Para el espectador ha sido un partido aburrido, soso y sin ocasiones. Hemos caído en su ritmo y su fútbol, donde ellos se manejan bien, pero nosotros no. Hemos sufrido las consecuencias de no ser capaces de llevar el ritmo”, a lo que añadió que “entonces, no me puedo ir contento, ni mucho menos”.

“Hemos perdido una buena oportunidad de dar un paso hacia delante. Luego, la versión del equipo me disgusta", apostilló.

En cuanto a la apatía que pareció apoderarse de los suyos en muchos tramos del partido, Mel aclaró que "los futbolistas nunca tienen desgana, lo que pasa es que no han sabido interpretar el partido. No hemos sido capaces de meter una marcha más ni de incomodar al rival. El partido me decepciona porque no se ha parecido en nada a lo que hemos trabajado y hemos hablado. Entonces, está claro que tenemos que sacar una lectura de esto. Me he cansado de repetir que si no metemos una marcha más somos un equipo del montón. Hoy encima hemos aburrido porque yo no concibo el fútbol como lo hemos hecho y hemos sido incapaces de generar dos o tres situaciones de dificultad al rival. Está claro que yo también me lo tendré que hacer ver porque al final tú eres el máximo responsable y el máximo responsable tiene que sacar argumentos para darle a los jugadores".

"Los entrenadores intentamos hacer cosas, siempre pensando en el bien del equipo. Ante el Sporting salió bien y hoy no. Me he equivocado en la parte emocional y de motivación porque al ritmo que hemos jugado el Alcorcón estaba mucho más motivado que nosotros. El Alcorcón ha venido con un palo metido en el culo y se ha notado en el campo. Nosotros pensamos que el partido se nos pondría de cara en algún momento dado, y eso no es así. El partido hay que jugarlo, pelearlo y combatirlo, y más contra un equipo, como he dicho, que viene apretado y, por lo tanto, cada punto es vital y en eso es en lo que he fallado. No he debido de saber motivarles porque no han metido esa marcha. Hemos intentado meter por dentro a esa gente que tiene capacidad de asociación pensando en robar pronto y salir y no ha sido así. La asociación la he visto muy poco, el salir rápido, nada y el presionar, menos", respondió al ser preguntado sobre qué cuota de responsabilidad tenía él mismo sobre el trabajo visto en el Estadio de Gran Canaria.

Por otra parte, también compartió que, obviamente, “la lectura no es positiva, es personal. Los futbolistas se quitan y se ponen ellos solos. Las culpas son del entrenador, que debe saber elegir. Nosotros hicimos muy buen segundo tiempo ante el Sporting y luego en Lugo y Ponferrada estuvimos en el papel. En el siguiente no podemos volver a patinar como pasó en Sabadell. En lo psicológico y emocional tenemos que enganchar a la gente porque somos un equipo muy joven y se deja ir. Yo creo que es todo lo contrario. Si eres un equipo joven tienes que apretar los dientes. Pregunta por la calle cuántos hacen lo que les gusta y encima les pagan".

Además, Mel quiere ser ambicioso y sobre esta cuestión no tuvo pelos en la lengua para señalar a sus jugadores por el pobre bagaje mostrado ante el Alcorcón argumentando que "para ser profesional de cualquier cosa hay que ser ambicioso. Ya les he dicho muchas veces que están en una profesión magnífica, muy bonita y encima te pagan. No es lo mismo jugar en el Bernabéu, que no. En la élite se vive muy bien y eso hay que apreciarlo. Se nos tiene que notar en la mirada, en el campo y en cada balón. En Segunda División teniendo ambición y siendo constantes se consigue, te lo dice uno que ha ascendido tres veces. No es cuestión de plantilla o de calidad, es de querer. Nosotros tenemos gente joven que puede querer, aprender, y hemos confiado en ellos. Espero que ese cambio se note en el futuro porque sería muy triste que nos acomodáramos a mirar hacia abajo y ver que le metemos un punto más al descenso. Ante eso, me rebelo".

"Los futbolistas tienen un presente, un pasado y espero que mucho futuro. Muchos de ellos vienen de Tercera y Segunda B y quieren labrarse un futuro. Son jugadores que necesitan reivindicarse para ser importantes y lo pueden ser. Mi misión es sacárselo. Si no lo consigo, ese será mi fracaso. Eso es lo que tiene que hacer un entrenador que, aunque no sea un filial, sí que tiene mucha gente joven. No hace falta que diga la plantilla que tenemos, lo saben todos. Yo lo que quiero es ver a los jugadores con ganas de hacer cosas. El domingo vamos a Vallecas y debemos tener la ambición de hacer un buen partido contra un gran rival. Más allá de representar a Las Palmas, un club histórico, estamos nosotros mismos, que tenemos que querer ser ambiciosos. Si luego nos da para mitad de tabla, pues nos da para mitad de tabla. El club está teniendo una paciencia infinita, haciendo una plantilla para el futuro. Lo que me da bronca es tener oportunidades como las de este domingo y dejarlas pasar”.