NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BARCELONA

El Barça, en un pozo

Koeman no encuentra respuestas, no hay liderazgo en el equipo, nadie trata de readaptar a Leo Messi, llueven las lesiones y los errores. El club está en medio de un vacío institucional.

Actualizado a
El Barça, en un pozo

"Esto es muy duro". La frase de Marc-André Ter Stegen simboliza bien cómo vive el Barça estos días. Con dolor. Y dónde. Y es en el pozo. Un pozo al que, probablemente, todavía no se le ha visto el fondo. El 0-3 de la Juve, una continuación del 2-8 de Lisboa ante el Bayern, del 4-0 en Liverpool, del 3-0 en Roma..., es la mejor evidencia de que este Barça es un equipo muy herido. Futbolística y psicológicamente. En un valle interminable. El Barça no estaba sanado en Champions pese a los triunfos en Kiev y Budapest. Al contrario, reconfirmó las malas sensaciones de Cádiz. Como club vive una situación económica e institucional delicadísima. Como equipo está como en el Área 51, en medio de la nada.

La situación deportiva del Barça es delicadísima. Segundo en Champions, ahora le espera un coco en octavos. Tal vez eso sea lo de menos. LaLiga, con cuatro derrotas en diez partidos, está virtualmente perdida. Más aún, ni siquiera parece claro que el Barça vaya a estar entre los cuatro primeros, lo que haría temblar los cimientos económicos del club... Pero si uno mete el bisturí, el asunto va a más. Koeman, figura respetada a su llegada, no encuentra respuestas a este terremoto permanente del equipo. Pese a que, aparentemente, en sus análisis tiene diagnosticados los problemas del equipo, los jugadores no le responden. Y el gallinero se le empieza a agitar. Hasta el punto de que, según anunció el martes SER Catalunya, algunos jugadores ya le reprochan falta de flexibilidad en el sistema.

Hay fugas, de información y de rendimiento, por todas partes. Y desgracias, como las lesiones de Piqué y Ansu Fati, que no son dos bajas cualquiera a nivel simbólico. Piqué es uno de los pocos líderes que le quedaban al Barça en el césped. Un equipo pusilánime, con poca sangre. Salvo en días donde quedó absolutamente bloqueado como en Anfield, Piqué es de los pocos que ha alzado la voz en el césped y que ha querido levantar el ánimo de la tropa cuando al Barça le ha ido mal. Ansu era la nueva ilusión del barcelonismo. La nueva sonrisa. El empuje y el gol. La imagen del Barça del futuro. Eso también lo ha perdido el Barça.

Sin líderes en el césped, sin Koeman encontrando respuestas, en el campo todo acaba de nuevo en Messi, que va a terminar el año 2020 con la mitad de goles que metió en 2019. La carrera de Messi merece un respeto reverencial que, sin embargo, no debería esconder un debate insalvable, que es si condiciona demasiado al equipo y está minimizando a compañeros que, cuando él no está, rinden más. Pero que Messi no sea el de hace cinco años debería ser superado. A la cuestión que debe enfrentarse el jugador es al de la posibilidad de readaptarse para continuar siendo útil y ganador en los próximos años. Tampoco parece fácil. Messi intervino 100 veces en el partido contra la Juventus, una buena explicación de en lo que se convirtió el Barça. 77 pases buenos, 23 pérdidas, siete remates a puerta. El Messicentrismo ya no gana partidos, pero tampoco se rebela nadie. Y tampoco nadie trata de conseguir que Messi se transforme para seguir siendo importante en el Barça. Tal vez tampooco quiere él porque la decisión ya está tomada.

Y hay más. Jugadores que debían ser capitales en la renovación del Barça, como De Jong (que merece capítulo aparte), Lenglet o Griezmann no han dado el salto de calidad. Y hasta los fiables, como Ter Stegen, empiezan a fallar. Llegan dudas de los jóvenes (Mingueza, Araújo, Dest, Trincao), de los fichajes (Pjanic) y de jugadores sin la jerarquía necesaria para estar en el Barça (Braithwaite, Júnior) o a quienes ya se les pasó el tiempo, como a Umtiti.

Todo esto, en medio de un vacío de poder. Con el presidente de la comisión gestora anunciando que los jugadores no cobrarán en enero. Con los precandidatos diciendo con la boca pequeña que quieren que Messi continúe, pero especificando ya que no a cualquier precio. Por no hablar de lo que deslizan entre bambalinas. Con esos mismos aspirantes sin terminar de creer en Koeman. Ni en la plantilla. Está tan metido en el pozo en el Barça que la catarsis puede imaginarse un día más cerca. Es la única manera optimista de mirar a un club agujerado. "Muy duro", como dice Ter Stegen.