NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BARCELONA

El Barça, aún maltrecho tres meses después de Lisboa

Bartomeu dimitió, no habrá gobierno hasta el 24 de enero, la economía del club está al límite, y se desconoce si Messi seguirá. Abidal dimitió, Suárez se fue y la economía tiembla.

Actualizado a
El Barça, aún maltrecho tres meses después de Lisboa

Este sábado se cumplieron tres meses de una de las páginas más negras de la historia del Barça, que en Da Luz sufrió una de sus derrotas más humillantes y apocalípticas de siempre. El 2-8 encajado contra el despiadado Bayern abrió una crisis con numerosas aristas que, a día de hoy, no está cerrada. La entidad está en cambio, pero maltrecha.

Dimite Abidal. El 18 de agosto, Eric Abidal, secretario técnico hasta ese momento, presentó su dimisión. Señalado públicamente por Messi por presentar a los jugadores como responsables de la destitución de Ernesto Valverde, quedó en posición de debilidad y dio un paso al lado. Tal vez intuía el burofax que le venía encima. Ramon Planes, hasta entonces adjunto al francés, quedó al frente en el cargo.

Llega Koeman. A sus 57 años, el héroe de Wembley, es anunciado como nuevo técnico y deja una frase enigmática: “No sé si tengo o no que convencer a Messi; tiene que acompañar la evolución del equipo”.

El burofax. El 25 de agosto, Messi envía un burofax al Barça en el que confirma su intención de marcharse acogiéndose a una cláusula que le libera del último año de su contrato. Barcelona queda en shock. Pese a la situación de pandemia, hay incluso aficionados que acuden a las puertas del Camp Nou para protestar. Bartomeu no se da por aludido y deja claro que el argentino no se irá y que no negociará la salida.

Voto de censura. El 31 de agosto, Jordi Farré se presenta en la Oficina de Atención al Barcelonista para recoger las papeletas que activan el proceso del Voto de Censura contra Bartomeu. A la iniciativa se adhieren dos precandidatos, Lluís Fernández Alá y Víctor Font. También ocho grupos de opinión. Arranca la plataforma Més que una Moció, que conseguiría nada menos que la cifra histórica de 20.687 firmas.

“Me quedo”. El 4 de septiembre, Messi concede una entrevista a Goal en la que confirma que seguirá en el Barça y zarandea a Bartomeu con una cascada de críticas a la gestión del presidente.

Setién. El 17 de septiembre, trasciende que Quique Setién también ha enviado un burofax al Barça por no comunicarle su despido oficialmente. Le reclama 4 millones de euros.El 1 de noviembre, el entrenador cántabro concedió una entrevista a El País en la que tiró la piedra y escondió la mano contra Messi: “No es fácil de gestionar, ves cosas que no esperas”.

Luis Suárez. El 24 de septiembre, Luis Suárez, tercer máximo goleador de la historia del club en apenas seis años en el Barça, se despide con una rueda de prensa telemática. Lo hace con elegancia y con sus amigos en el acto. El día siguiente, justo un mes después del burofax, Messi, a quien el club había confirmado como capitán por expreso deseo de Koeman el 12 de septiembre, vuelve a hacer temblar los cimientos del club. “No te merecías que te echasen como hicieron”.

Brotes verdes. El Barça empieza bien el curso, con victorias ante Villarreal y Celta; y, sobre todo, con la explosión de dos jóvenes. Ansu (que luego se rompió el menisco de la rodilla izquierda el 7 de noviembre) marca en los dos primeros partidos. El canario Pedri anota su primer gol oficial en la Champions contra el Ferencvaros el 20 de octubre.

El Clásico. El 24 de octubre, el Barça pierde 1-3 en el Clásico con lío arbitral a propósito de un penalti de VAR de Lenglet a Ramos. Precandidatos como Font, Laporta, Farré o Vilajoana critican la poca fuerza del club en LaLiga y la FEF.

Bartomeu, KO. El 27 de octubre, un día después dee asegurar que no había pensado nunca en la dimisión, Bartomeu se rindió. Agotado, se fue con toda su Junta. Tres meses después de Lisboa, el Barça está gobernado con una gestora, en perodo preelectoral, inmerso en una negociación de rebaja salarial con jugadores y empleados; y no sabe si Messi seguirá. Las heridas de Lisboa durarán años.