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CITY - REAL MADRID | LA INTRAHISTORIA

El día que Silva estuvo a punto de jugar en el Real Madrid

Con apenas 12 años, el canario visitó la vieja Ciudad Deportiva con su padre y el presidente del Arguineguín, equipo en el que militaba entonces, para hacer una prueba con los blancos.

Emilio Butragueño y Alfredo Di Stéfano entregan a David Silva el Premio a los Valores Humanos en el Deporte 2015 y una camiseta del Real Madrid con el dorsal 21.
CHEMA DIAZDIARIO AS

Si diez años en un mismo equipo hoy día parecen una eternidad en un fútbol dominado por un mercado vertiginoso, el destino pudo hacer que David Silva marcara una época en el Real Madrid. Siendo todavía un niño, con solo 12 años paso unas pruebas con el equipo blanco en la vieja Ciudad Deportiva. Era aún el siglo pasado, 1998. Viajó a Madrid acompañado por su padre, Fernando, y por Vicente Miranda, entonces presidente del Arguineguín. Sus cualidades impresionaron al propio Míchel, que acudía a ver los progresos de su hijo en la cantera blanca. "Este se queda seguro", dijo el exfutbolista, según contó Miranda en 2007 en AS. En La Fábrica lo descartaron por su baja estatura. "Cuando tienes que tomar 100 decisiones al año, es normal que alguna sea equivocada", lamentaba Sixto Alonso, el ojeador que lo había recomendado.

Coincidiendo con el cambio de siglo, Silva acabó recalando con 14 años en el Valencia. De allí salió cedido al Eibar en la 2004-05 para que se fogueara como profesional en Segunda. Su paso por el conjunto armero le valió una 'presentación' con el Real Madrid. Un gesto en un partido contra el Lleida (tiró el balón fuera en el descuento con empate en el marcador y en disposición franca de gol al percatarse de que había un rival tendido en el suelo), le valió el Premio a los Valores Humanos en el Deporte. Butragueño y Di Stéfano le entregaron el galardón y posaron junto a Silva con una camiseta del Madrid con su inseparable dorsal 21 como si de una presentación se tratase. Nunca llegó a vestirla. Aunque calidad para haberlo hecho ha demostrado de sobra que no le falta...