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REAL MADRID

El nuevo estatus de Lunin

El Madrid ya le ha comunicado que cuenta con él como suplente la próxima temporada. Ahora le toca disputarle el puesto al reciente Zamora, Courtois.

Lunin y Courtois serán los porteros del Real Madrid la próxima temporada. El club blanco ya le ha comunicado al ucraniano que cuenta con él como suplente. Tras tres años de altibajos y cesiones (pasó por Leganés, Valladolid y Oviedo, con disparidad de suerte) Lunin ha convencido y tendrá la oportunidad de demostrar su valía en el Santiago Bernabéu.

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Cómo le ha cambiado la vida en dos años. Llegó el verano de 2018 procedente del Zorya a cambio de 8,5 millones (más cuatro en variables). Era un diamante en bruto, pero no podía ser peor momento. Aquel Madrid tenía cinco porteros: Keylor Navas, Courtois, Kiko Casilla, Luca Zidane y Lunin. La aglomeración bajo palos era tal que la mejor opción fue buscarle una cesión.

Su paso por el Bernabéu fue fugaz, pero tenía claro que volvería. Primero salió para desplazarse a tan sólo 20 kilómetros de distancia, a Butarque. En Leganés vivió un calvario: jugó sólo siete partidos, siendo suplente de Cuéllar y resignándose a los minutos de Copa del Rey. Ahí, eso sí, tuvo grandes intervenciones, como la eliminatoria ante el Rayo Vallecano, en la que detuvo un penalti para dar el pase a su equipo. Jugó 545' en la disciplina pepinera, siendo titular sólo en seis partidos (dos, de Copa).

En junio volvió al Madrid para irse de nuevo. Su siguiente cesión fue al Valladolid, donde tampoco logró hacerse con el puesto. De hecho ahí todo fue aún peor. Las actuaciones de Masip le volvieron a desplazar al banquillo: jugó sólo dos partidos (ambos de Copa, ante Tolosa y Marbella). No encontraba su sitio y si el Madrid lo cedía era, precisamente, para que jugase. Y no lo estaba haciendo.

Por ello se decidió cancelar su préstamo, y a la tercera fue la vencida. En plena temporada firmó una cesión con el Oviedo, donde encajó a la perfección, se erigió como un ídolo y despuntó. Despuntó mucho. Tanto, que ha convencido para volver a Valdebebas y quedarse. Con los carbayones lo jugó todo: 20 partidos seguidos en los que recibió 20 goles (1.00 gol por partido) e hizo 53 paradas (2.65 por partido). Sus intervenciones, claves para sostener a un equipo que acabó salvando la categoría con una jornada de margen.

El Tartiere sí ha sido su casa y los datos hablan solos: ha jugado más en Oviedo (1.800') que en las dos cesiones anteriores juntas, Leganés y Valladolid (725'). Necesitaba rodaje, lo ha tenido y ha convencido. Esa era la ecuación.

La Selección, su oasis

En todo este proceso Lunin encontró la felicidad bajo los colores de su país. Aún no se ha hecho con la titularidad de la absoluta (la ostenta Pyatov, ídolo nacional a sus 36 años), pero sí ha demostrado valía en las inferiores. Esn junio del año pasado, sin ir más lejos, se proclamó campeón del mundo Sub-20, consiguiendo además el guante de oro como mejor portero de la competición.

Hambre de Bernabéu

Y este verano vuelve a desembocar Lunin en el río blanco. Pero para quedarse. El Real Madrid lo quiere como suplente de Courtois y por ello ha dado salida a Luca Zidane, que no ha renovado tras 16 años en el club. Tampoco seguirá Areola, tras finalizar su cesión procedente del PSG. El elegido es Lunin, que ya ha superado el primer escalón, pero le falta el segundo: pelearle el puesto al reciente Zamora de la competición, Courtois.

El suplente de esta temporada, Areola, disputó 765' repartidos en nueve partidos diferentes. Cuatro de ellos los jugó por decisión técnica (Osasuna, Alavés, Brujas y Alavés), dos por lesión de Thibaut (Brujas y Granada) y tres, como titular en Copa (Unionistas, Zaragoza y Real Sociedad). Esas cifras, mínimo, debería tener garantizadas Lunin esta temporada. Zidane siempre advierte que con él tienen minutos los dos porteros.

El riesgo de estancarse

Ser suplente con 21 años es peligroso. Pasar demasiado tiempo inactivo podría frenar su proyección. De ahí la importancia de dos factores: que él apriete por ser titular y que Zidane gestione adecuadamente los minutos de los dos porteros.

Sentar a Courtois, visto lo visto, parece una quimera, por lo que la primera de las variables se antoja difícil, pero en manos del técnico está repartir las participaciones de forma que se compatibilice la titularidad de Thibaut con minutos para Andriy. En ese equilibro estará tener una de las mejores porterías del mundo.

Lunin está ante el momento de cumplir su sueño. Jugará, tras dos años de desconcertantes cesiones, en el Real Madrid. A partir de este año tendrá otro estatus.