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HÉRCULES

Iván: "Necesitaba desconectar del fútbol y el restaurante me ayudó"

El exportero del Hércules atiende a AS en su negocio de la Playa de San Juan. Tiene sólo 23 años, pero ha vivido más que muchos en una vida entera.

Actualizado a
18-05-20 
 IVAN BUIGUES 
 FOTO EN EL RESTAURANTE DE SU FAMILIA
FITO GONZALEZDIARIO AS

Iván Buigues (Mutxamel, 1996) ha vivido en sólo unos meses lo que una persona normal tardaría una vida entera. El exportero del Hércules recibe a AS en su restaurante, donde atiende a su clientela nada más abrirse las terrazas de algunos locales. Ha cambiado los guantes de portero por otros para poder servir mesas en primera línea de playa. Atrás ha dejado su paso por el Hércules, donde reconoce que estuvo cerca de aceptar una oferta del filial en enero y bajó los brazos en su último año; un calvario en Logroño, tras despedirle casi  el último día del mercado; y el coronavirus que pasó en sus últimos días como jugador del Talavera. Y todo esto con sólo 23 años.

Se le ve ya bien de salud. ¿Está totalmente recuperado del coronavirus?

Sí. Pasé cinco o seis días jodido, con mucha fiebre y dolor de cabeza. Me contagié en Madrid porque me fui a pasar el día y a la semana, más o menos, empecé con los síntomas. No me pudieron hacer test porque fue al principio y casi no había. Me costó tres días hablar por teléfono con Sanidad y al final pasé la cuarentena en casa.

¿Lo pasó muy mal?

Empecé con un leve dolor de cabeza y poco a poco fue a más. Luego llegó la fiebre alta, con muchos escalofríos. Lo pasé muy mal casi una semana.

Dice que se contagió en Madrid…

Sí. Justo antes de que se suspendiese todo, estaba en Talavera y me fui a comer y de compras a Madrid. Por suerte, no contagié a nadie del equipo porque al día siguiente se canceló todo. Dije en el vestuario que tenía el coronavirus para que los compañeros se controlasen y nadie más lo pasó.

Y así de repente acaba su etapa en el Talavera…

No he tenido suerte. Llevaba cinco partidos jugándolo todo y estaba contento en el Talavera. Firmé a finales de enero y el míster me dijo que iba a ser importante. Y así fue. Ahora acabo contrato en junio, estamos en un ERTE y nadie sabe nada. Al menos, el equipo se ha salvado. Estábamos en playout, a un punto de la permanencia, y para un club humilde como el Talavera es importante seguir un año más en Segunda B. Nos hubiese gustado conseguirlo en el campo, pero no ha podido ser.

¿Cómo pasó de jugar un plaoyff de ascenso por subir a Segunda a quedarse sin equipo?

Decido irme del Hércules porque llevaba dos años sin jugar nada. Aunque era sub-23 quise tener oportunidades fuera de casa. Salió la opción del Logroñés y me pasó lo mismo que en Alicante. En el Hércules tuve a Chema y a Falcón por delante, dos porteros de Segunda por su gran nivel. En Logroño me ocurrió lo mismo, aunque terminé jugando el playoff. El problema es que me rescindieron a finales de agosto, a dos días de cerrarse el mercado. Me quedé sin opciones y tampoco quería ir a ningún sitio a lo desesperada. Decidí esperar con tranquilidad, echar una mano en el restaurante y ayudar en casa.

Y cambia la portería por la bandeja del restaurante…

Montamos el negocio hace un año y al principio la ida era que yo no trabajase aquí porque iba a jugar al fútbol. Pero me quedé sin equipo y me encontré a gusto ayudando a mis padres. Me vino bien para salir un poco del ambiente del fútbol y necesitaba desconectar para cargar las pilas.

¿Nunca pensó en dejarlo?

No. Estaba dispuesto a jugar también en Tercera. De hecho, estuve unas semanas entrenando con el Intercity y en enero me llamó Palomino para firmar por el filial del Hércules. Me lo pensé seriamente, pero me salió la opción del Talavera y me fui para allí.

Decía antes que el fútbol le ha desencantado…

Sí. No fue fácil estar en un club como el Hércules muchos años como Sub-23 y luego no jugar. Psicológicamente es duro entrenar cada día y no tener la oportunidad el domingo. Por eso acabé asqueado. Es verdad que la gente del fútbol sabe que por mucho futuro que tengas si no juegas, no puedes coger confianza. Eso me pasó a mí. Fui perdiendo poco a poco la ilusión y llegó un momento en el que no me esforzaba al máximo.

¿Se arrepiente de no haber aprovechado mejor los años que estuvo en el Hércules?

El año que tuve oportunidades, por la lesión de Chema, no estuve a la altura. Ahí pude demostrar cosas y no lo hice. Me arrepiento de no haber rendido como se esperaba, pero es verdad que en esa época estaba entrenando bien. Lo cierto es que me dejé llevar el último año que pasé en el Hércules. Empecé con mucha ilusión, pero el partido de Copa ante el Elche lo cambió todo. El míster apostó por Falcón y me vine abajo. A partir de ahí, mi nivel en los entrenamientos no fue el mismo.

En el Logroñés tampoco le fue del todo bien. Incluso, le señalan en el playoff ante el Hércules. Le acusan hasta de venderse…

No se fue justo conmigo. He repasado aquel partido y es verdad que pude hacer algo más en el primer gol, pero fallé y ya está. En los otros dos goles no pude hacer nada. Luego, llegó el partido de vuelta y el míster no me puso. La culpa fue para el chaval, es decir para mí.

"Me gustaría volver al Hércules; en enero casi acepto una oferta del filial"

Iván Buigues

¿Le gustaría volver al Hércules?

Claro, es mi casa. Cuando me llamaron para el filial me lo pensé. Hubiese jugado hasta en el Hércules B porque llevo toda la vida en este club. Me he alegrado por la permanencia porque la cosa estaba complicada. El equipo daba síntomas de no poder levantarlo y cada vez quedaban menos puntos. Además, había jugadores que no estaban acostumbrados a pelear por la zona de abajo y cuesta mucho salir de ahí en esas circunstancias. Ahora espero que se haga un buen equipo y que ascienda la próxima temporada.

¿Qué va a hacer el próximo año?

No lo sé. Pienso hacer como en enero, esperar. Me gustaría seguir jugando en Segunda B, pero valoraré todo.

Se le ve mucho más maduro después de todo lo que ha pasado…

Me siento mejor desde que trabajo en el restaurante. Anímicamente estoy más fuerte. También me ayudó el tiempo que estuve en el Talavera.

Le vemos atender las mesas, poner helados, servir cañas… No se le caen los anillos…

Al revés, este negocio nos da de comer a mí y a mi familia. Además, la Segunda B, salvo cuatro o cinco equipos, te da para vivir al día. Ahora me siento bien porque estoy haciendo que esto funcione.