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INTERNACIONAL

Vinyals, el sherpa del Qingdao

El entrenador catalán llegó a un club humilde sin estructura, implantó su metodología y encarriló el ascenso a la Superliga antes de su salida. Ahora ansía regresar a China.

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Vinyals, el sherpa del Qingdao
FERRAN ZUERASDIARIO AS

Apenas llevaba unos meses fuera del Barcelona, tras dirigir al Juvenil A y el filial, cuando Jordi Vinyals aterrizó a finales de 2015 en el Qingdao Huanghai, que acababa de eludir el descenso desde la League One (el equivalente a la segunda división) en la última jornada. Un cambio de contrastes, y no solo por pasar del fútbol español al chino. 

“No había estructura, ni siquiera una camilla para el fisioterapeuta”, recuerda Vinyals, que en tres años y medio profesionalizó a un club humilde comparado con sus rivales directos pero que esta próxima temporada militará al fin en la Superliga china. El entrenador catalán y su cuerpo técnico consiguieron, poco a poco, que se habilitaran un comedor, un gimnasio… Y un vestuario. Sí, un vestuario. “Una de las características con que nos encontramos es que los jugadores habitualmente se cambiaban en el hotel, antes y después de los entrenamientos y de los partidos, lo que anulaba la convivencia, el día a día, la unión. Y lo cambiamos”. “Fue como empezar un club de cero”, evoca Vinyals. 

Ya en su primera temporada, y sin la capacidad económica de sus adversarios, acabó tercero, empatado a puntos con los dos equipos que subieron a la Superliga. Y en ese momento, además de renovar hasta 2020, llegó Joan Verdú, clave en la otra revolución de Vinyals: la futbolística. “Todo el mundo dice que no es posible, pero nosotros implantamos la metodología del Barcelona. Con Joan todo era sencillo, porque no había que explicarle nada, si acaso él era quien se lo transmitía a sus compañeros”, destaca. Y añade: “Ahora está a punto de salir de una larga lesión. Tiene una edad (36), pero no digo por decir que le quedan años de muy buen fútbol”. 

Tras repetir un cuarto puesto en 2017 y 2018, Vinyals marchaba este curso como líder a 11 jornadas del final de la League One, de las que ocho se iban a disputar en su estadio y ante rivales sin nada en juego. “Estaba todo encaminado para subir”, afirma Vinyals, quien sin embargo vio cómo la directiva decidía destituirlo. ¿Por qué? “Motivos deportivos no tenían, y si existían otros, nunca los explicaron. La única certeza es que hubo un desgaste en la relación con el tiempo, y que seguramente tomaron la decisión cuando vieron el ascenso encarrilado”. 

Tal vez el síntoma de esa decisión lo sufrió Vinyals un mes antes, cuando el Qingdao firmó a Yaya Touré: “Yo no lo fiché. Había sido un futbolista extraordinario, eso es indiscutible, pero hace tiempo que había decidido retirarse. Lo que buscábamos, precisamente para sustituir a Joan (Verdú) tras su lesión, era un perfil más profesional. Pero el club optó por él”. 

El elegido para consumar el ascenso a la Superliga fue Juanma Lillo, quien puso la guinda a la faraónica obra de un Vinyals que no tiene nada que reprochar a su colega. “Hace muchos años que le conozco y la relación es buena. Me alegro por él y, si coincidimos, le felicitaré”, indica, sin dobleces. 

Wu Lei, como Yao Ming 

Durante su periplo asiático, Vinyals vio en primera persona la irrupción de Wu Lei y su fichaje por el Espanyol, que cataloga de “acierto total del dueño del Espanyol, porque es un deportista de impacto en su país, como en su momento sucedió con Yao Ming y el baloncesto. Los chinos son muy idólatras en deportes en que no destacan como potencia, y Wu Lei es un paradigma”, explica. Y rubrica: “Por cierto, espero que Machín y el Espanyol puedan salir cuanto antes de esta mala situación. Entre todos los conseguirán”. 

“Cada año no puede salir un Iniesta” 

Y también ha seguido, cómo no, las evoluciones de la cantera del Barcelona, que sufre reveses como la eliminación del Juvenil A en la Youth League que él sí conquistó (“empezaron mal, y en una liguilla así es muy difícil recuperar”) pero que al fin con Ansu Fati puede asentar a un canterano en el primer equipo. “Venimos de una hornada tan impresionante, que creemos que cada año debe salir un Iniesta, y no es así. El fútbol base debe acompañar, de vez en cuando subir a un futbolista con un gran protagonismo, pero no es algo matemático”. 

Lo que sí es matemático es el número de teléfono de Vinyals, que ha ido sonando estos meses. “Lo ideal sería volver a China, ahora que tenemos un conocimiento importante de aquel fútbol. Sería bonito seguir el camino que empezó hace unos años y llegar hasta el final”, proclama el sherpa que llevó al Qingdao Huanghai del más llano de los campos base y hasta la cumbre que conducía ya en cuestión de unos pasos a la Superliga.