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ATLÉTICO DE MADRID

Felipe: "A los 20 años no tenía base y tuve que aprenderlo todo"

El central del Atlético fue un futbolista tardío. Relata cómo en dos años tuvo que adquirir lo que otros chicos ya dominaban para poder ser profesional. Ahora sueña con la Champions.

Actualizado a
Felipe, defensa central del Atlético.
PEPE ANDRESDIARIO AS

¿Cómo ha sido su llegada al Atlético?

El grupo me recibió muy bien, de forma excepcional. Me estoy adaptando, las características del Atlético son diferentes y siempre es difícil para los que llegan. El sistema defensivo es muy exigente y yo estoy trabajando muy fuerte. En el Oporto era diferente. Allí, en Portugal, los defensas juegan más abiertos, con los medios bajando más por dentro. Aquí tenemos que estar más cerrados, más juntos, con mucha atención, pero poco a poco me voy adaptando. En Portugal jugaba en un equipo muy potente como el Oporto que dominaba mucho los partidos y marcábamos casi en mitad del campo contrario, intentábamos robar en esa zona. Podemos decir que era más fácil hacerlo. Aquí todos los equipos tienen más calidad, un buen pase interior, habilidad para salir… Si no consigues robar tras la primera disputa o la segunda, tienes que volver a posicionarte a tu campo porque si no te pueden hacer peligro muy rápido. Además, aquí se repliega muy junto, de forma muy ordenada.

Los laterales del Atlético son profundísimos, subiendo a veces a la vez, lo que hace que ustedes los centrales tengan que jugar incluso con más riesgos.

Sí, pero tenemos que tener esa agresividad en ataque. Debemos saber equilibrar esa profundidad. Si Lodi sube con balón, nosotros tenemos que estar bien posicionados y que el lateral del otro lado cierre un poco, y al revés. Debemos estar también muy atentos al balón largo, al delantero, por si la pelota viene despejada. Creo que poco a poco me voy adaptando a esto.
En el Atlético viene actuando casi siempre como central por la izquierda, ¿por qué siendo diestro?
En el Oporto venía jugando casi siempre por la derecha, lo hice así durante tres años. Pero en Brasil sí que jugué en ese perfil, aunque hace mucho. Me encuentro cómodo. Es un poco diferente a la hora de sacar la pelota jugada, tienes que apoyarte en tu pierna menos buena para poder abrir el juego, pero también utilizo la derecha para iniciar la jugada por dentro. Me siento cómodo, me gusta.

Se adapta fácil para ser un jugador que llegó a profesional sin haber pasado por el fútbol base de ningún club.

De niño no me gustaba el fútbol. Me empezó a interesar cuando tenía siete años y jugué hasta los diez. Pero lo dejé. Me gustaba el skate, practicaba baloncesto, el voleibol… Era hiperactivo. No fue hasta los 17 o 18 años cuando volví al fútbol. Y a los 20 me hice profesional. A los 21 pasé al Bragantino, en segunda división, y un año después fiché por Corinthians.

Muy rápido y sin preparación previa.

Sí, con 21 para 22 años se puede decir que el fútbol empieza de verdad para mí. Antes había probado muchas veces, pero sin suerte. Lo intenté con Corinthians, con la Portuguesa, Sao Paulo… Probaba, me llegaba a quedar tres meses y a la calle.

¿Y qué pensó?

En desistir. A los 18 llegué a pensar que el fútbol no era para mí, no había conseguido nada. Era mayor de edad y tenía que ganarme la vida. Quería trabajar y no depender de mis padres. Y fue justamente cuando me llegó la oportunidad. Gracias a Dios se dio y pude aprovecharlo.

Ese paso del Bragantino al Corinthians no debió ser fácil. Con 21 años cualquier chico de Corinthians tendría los conocimientos que a usted la faltaban.

Yo estaba muy lejos de ellos. Todo era muy diferente. Primero porque lo que conocía de Bragantino era el sistema de tres centrales y no era un estilo muy fino que digamos. Era esperar a que viniera el balón y despejarlo. Sin contemplaciones. No necesitaba mucha técnica. Imagínese el cambio con Corinthians. Técnica, táctica y posicionamiento. Tenía carencias de todo. Allí se pusieron a trabajar conmigo y me ayudaron mucho. Se lo agradezco mucho a Fabio Carille, a Tite y a toda la comisión técnica. Fueron más de dos años de formación y entrenamientos como si fuera un niño de la cantera. Tuvieron una paciencia enorme. Cuando empecé a jugar en 2014 para 2015 fue cuando comencé a destacar. Antes prácticamente solo me entrenaba, no jugaba, no me convocaban. Me tranquilizaban, me hacían ver que iba creciendo, que tenía un potencial enorme, pero que había que pulir cosas. Me fueron construyendo poco a poco.

¿Qué le costaba más con Tite?

Casi todo. Por ejemplo, entrenar a dos toques o muy en corto, yo no era tan capaz como el resto. Tuve que aprender a direccionar el cabeceo también. Eran cosas que cualquier profesional ya había naturalizado y yo tuve que aprenderlo todo. Cuando yo llegué no tenía esa facilidad. Fueron dos años y medio de aprendizaje para llegar a donde estoy ahora. En 2014 comencé a jugar como titular y fuimos campeones de Brasil. Un mérito total para las personas que invirtieron su tiempo en mí.

Y, sin parar, dio el salto a Europa.

Si, al Oporto. Yo quería jugar más en Brasil, pero las oportunidades pasan solamente una vez. Había empezado muy tarde y no tenía el tiempo de pensármelo como otros brasileños. Observé que ir a Portugal era un paso más fácil, por el idioma, me iba a costar menos. No quería ser de esos brasileños que dan el salto a Europa y en meses están de vuelta. Vi que era mi oportunidad y la cogí. Me adapté muy rápido. Fueron tres años fantásticos.

Y se convirtió en uno de los jefes del Oporto.

Era uno de los capitanes. Es un club maravilloso, vivimos mucho juntos. También les doy las gracias, sin el Oporto no estaría aquí.

La mentalidad del Oporto de Conçeiçao era parecida a la del Atlético de Simeone.

Sí, a Conçeiçao le gusta también mucho la intensidad en los entrenamientos. Sabe que eso se traslada al campo.

En el Oporto nunca se perdió un partido por lesión en tres años. ¿Cuál es el secreto?

Creo que como empecé tarde en el fútbol profesional, como no tuve esa formación, no he sufrido tanto desgaste. Claro, la genética de mis padres también cuenta. Nunca tuve una lesión importante. Cuido la recuperación tras los partidos, me hidrato mucho, pero no hay un secreto.

Ni se perdía un partido ni perdía un duelo aéreo. Sus estadísticas en eso eran asombrosas en Portugal.

Soy muy agresivo por arriba y creo que eso lo adquirí jugando al baloncesto. Jugué unos cuatro años, a un nivel amateur, pero trabajé mucho el salto, la coordinación y luego lo trasladé al fútbol. Me ayudó a marcar la diferencia. Después en Bragantino refiné eso, era lo que más me pedían, dado el estilo del equipo. En el Corinthians ya me especialicé como jugador importante en el juego aéreo.

Habla de agresividad, los hinchas del Benfica le bautizaron como Vale tudo

Me llamaban así, sí. Pero no me importaba. Cuando es la afición del eterno rival la que te llama de todo es que lo estás haciendo bien. Que me llamaran así me alimentaba. Me daba más fuerzas, me hacía sentir más importante. Eso quería decir que para ellos destacaba. En realidad que dijeran eso me daba más fuerzas.

Tanto usted como Herrera han tenido a João Félix como rival y como compañero. ¿Qué percibía cuando le tenía enfrente?

Es mejor tenerle de tu lado. Acababa de debutar y llamaba muchísimo la atención. Pero hay que tener cuidado. Es un chico joven con muchas ganas de marcar la diferencia. Su calidad es superior, pero hay que ponerle atención para que su calidad individual se haga más fuerte desde el grupo.

Militão era su pareja en el centro de la zaga del Oporto. ¿Qué le cuenta del Madrid?

Tiene un futuro gigantesto. He charlado con él. Le encanta la ciudad y el club. A la semana de llegar al Oporto, a pesar de su juventud, parecía ya llevar un año. En el Oporto se sintió muy apoyado cuando jugaba, independientemente de lo que sucediera. Trabajamos mucho juntos. Es muy rápido y también muy intenso en el juego aéreo. Tiene todo el futuro para crecer. Se siente adaptado a Europa y quiere hacer historia.

El Oporto sufrió la pérdida de jugadores importantes y no se metió en la Champions.

A este nivel te encuentras con equipos fuertes y cualquier detalle te puede dejar fuera. Ojalá el año se dé bien y puedan volver a la Champions la próxima temporada. Lo lamenté por mis excompañeros, pero no pueden desistir. Esta temporada todavía pueden acontecer cosas buenas si trabajan fuerte. Esa es la mentalidad que deben tener.

Para la afición del Atlético el gran sueño es la Champions.

El mío también, para eso vine. Hay que salir a cada partido a luchar por cada balón como si fuera un plato de comida. Solamente así eso puede llegar.