Sólo Benzema acude al casting
Otro gol del francés evita la derrota de un Madrid plano y sin ambición. Bale empezó en el banquillo. Un tanto precioso de Jonathan Silva había adelantado al Leganés.
El tiempo pasa muy despacio para el Madrid, que anda deseando cambiar la conversación y hablar de futuro, pero al que aún le queda casi una sexta parte de la condena por cumplir. En Leganés, ante un rival con más intención que remate, Benzema le salvó, de nuevo, de un oprobio mayor.
Es tal el índice de provisionalidad que azota al Madrid que cualquier decisión de Zidane parece esconder un mensaje cifrado sobre el futuro. El último confirma que Bale anda despidiéndose, que el porvenir de Ceballos se ennegrece y que Isco y Marcelo no faltan a las sesiones de rehabilitación. Y mientras se fantasea con fichajes blancos y listas negras, el equipo arrastra su galbana por LaLiga, tomando como una monserga ese mensaje de Zidane de que la segunda plaza condonará parte de la deuda. Entre los que se lo creen, moderadamente, estuvieron Benzema, Casemiro y Asensio. Otros, como Marcelo, continúan de perfil.
Esta vez, en lunes y de rojo, rareza sobre rareza, subieron al estrado Carvajal y Valverde, un fijo y un posible, en un estadio incómodo para los grandes (ninguno de los cuatro de Champions ha ganado en Butarque) y ante un Leganés bien acurrucado por su tres centrales y rematado por Braithwaite, un delantero invernal siempre al acecho. Se le fue el gol en un remate en plancha franco con el Madrid muy bajo de defensas. Tiene más colocación que definición.
La maniobra de Modric
Esperando que vuelva Vinicius y le ponga samba al muermo, Zidane cuajó el equipo de centrocampistas en los alrededores de Benzema que pasearon mucho la pelota y pisaron poco el área. Parte del fracaso del curso anda ahí: los medios del Madrid no meten goles. En toda la primera mitad el equipo sólo dispuso de dos oportunidades claras, de Asensio, con sol y sombra, un control excelente y un remate deficiente a las manos de Cuéllar, y de Varane, anulada también por el meta. Se diría que el Madrid mantuvo el orden, pero le faltó aventura, las columnas que sostienen el fútbol, según Menotti. Dio la impresión de que el plan no tenía laterales, que ayudaron poco, ni ambición: consistía en equivocarse poco. Y ahí sí puede esperarse a Valverde.
Lo mismo sirvió para el Leganés, que aprovechó la blanca palidez del Madrid para no pasar apuros y, antes del descanso, ponerse por delante en un lance aislado, pero excelente: un remate de izquierda de alta precisión de Jonathan Silva que no alcanzó un Keylor tapado.
El Madrid anuló pronto esa ventaja, en una de esas excelentes maniobras del Modric premundial y doble remate de Benzema, auxilio de Zidane y los que le precedieron en el curso. Un gol que, como ante el Eibar, hizo cambiar el viento y puso a Modric al volante. Pero también trajo un Leganés más atrevido, que quiso ganar el partido en el aire, con Braithwaite y En-Nesyri. En un último intento por recomponer las cosas cambió las bandas Zidane, con Lucas Vázquez y Bale. Pero el galés ya no ayuda ni en el campo ni el mercado.