No Monchi, no party: Arias y Montella quedan muy tocados
Tras la penosa imagen en la final y sufriendo para ser 7º, el director deportivo y el técnico del Sevilla parecen más fuera que dentro.
No Monchi, no party. La penosa imagen en la final de Copa ante el Barcelona puso en evidencia los fallos de planificación del primer proyecto de Óscar Arias, delfín y sustituto del director deportivo de San Fernando tras su marcha al Roma. La acumulación de partidos ha desnudado la falta de fondo de armario de un Sevilla que sólo acertó esta vez en los fichajes evidentes (Navas y Banega) pero que ha hecho el mayor desembolso de su historia, 80 millones en traspasos.
21 millones por Muriel, 13 por Kjaer, 8 por Pizarro, 5 por Corchia... inversiones que en el mejor de los casos no han mejorado lo que ya había en el equipo. De hecho, se empeoró tras la marcha de pilares como Vitolo, Iborra, Rami o Mariano. Y tras el invierno no han funcionado las cesiones de Roque Mesa, Sandro y Layún. El Sevilla de la 2018-19 tendrá que reconvertir por completo su plantilla, y acertar en muchos de las incorporaciones.
La temporada nervionense iba para épica y puede acabar en un completo desastre si el no se consigue amarrar al menos el séptimo puesto liguero y meterse en Europa la próxima campaña. Algo que, si lo consigue, lo hará con un tremendo sufrimiento: Getafe y Girona le están comiendo la tostada y amenazan con arrebatarle esa posición.
Alcanzar cuartos de Champions League después de 60 años tras eliminar al Manchester United y llegar a otra final, la 17ª desde 2006, fueron demasiado para una plantilla sin recambios de calidad, al menos de la calidad que pretendía Vincenzo Montella. La continuidad del entrenador italiano perdió ante el Barcelona mucho crédito, que se jugará del todo en las jornadas de Liga que quedan. La permanencia de Arias, que no acertó en verano ni tampoco en invierno y en el que ya cree poca gente de la cúpula, parece aún más complicada.
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