El Getafe desquicia al Valencia y sueña con Europa

Y eso que el Valencia salió de primeras a por Getafe como el público de Mestalla a por Damián Suárez. En tromba. Rencillas del pasado lo del lateral; puro espejismo lo futbolístico. Que si un centro de Montoya que no remató por poco Vietto y otro de Gayà al que no llegó Zaza. Los de Marcelino, con hasta siete cambios en el once con respecto al del Camp Nou, ahí el pecado del entrenador, parecía que querían encarrilar el partido por la vía rápida y, con ello, contentar a Lim, que aterrizó horas antes en la ciudad para planificar un futuro que pese a la derrota huele a Champions. 

Pero los de Bordalás, a partir del minuto 10, una vez se asentaron en el campo, con la tranquilidad de sus 42 puntos, viéndose como están peleando tratar de llegar a la Europa League, con el poso de equipo que ha gestado el técnico alicantino, fueron poco a poco ganando terreno. Con Amath tratando una y otra vez de entrar por el lado de Montoya, mientras Molina y Rémy buscaban las cosquillas a Murillo y Garay. Y Remy las encontró. Él y Damian, que se liberó de los silbidos con un preciso pase entre líneas tras pérdida de Guedes, y que dejó solo ante Jaume al delantero francés, que no perdonó. 

Al Valencia el gol le cortocircuitó. Quizás le faltaban las arrancadas de Kondogbia, los desmarques de Rodrigo. Sea por lo que fuere, Guedes no andaba fino ni Andreas desbordaba, y a Vietto y Zaza no se les veía. En esa fase, inclusive, Molina reclamó un penalti por agarrón de Garay. No lo pareció. Tenía el argentino la posición tomada. Menos aún lo era una caída de Zaza en el área un minuto después. Bastante tuvo el italiano con no llevarse una amarilla por tal escenografía. El Valencia necesitaba a Parejo, su criterio, su aire, y sin la aparición de su ex el Getafe se sentía cómodo. Amath de hecho tuvo el segundo a su alcance tras un gran pase de Molina. 

El partido llegó al descanso sin más ocasión que un remate de Simone Zaza de cabeza. Marcelino tenía que cambiar mucho en 15 minutos y lo contrario Bordalás. Lo suyo simplemente era reforzar lo bueno que estaban haciendo los suyos. El peligro azulón era caerse físicamente. A fin de cuentas en su once repitieron todos los del domingo a excepción del sancionado Ángel. Pero no solo no lo hicieron, sino que reforzaron su jerarquía en el encuentro, con un segundo gol de Remy, éste tras pase de Molina. 

Al Valencia, por el momento, por estar Lim por la ciudad y sobre todo por quiénes y cómo jugaron, el partido le generará debate a corto plazo, el del fondo de armario de cara al año que viene. Más viendo como Mestalla despidió a Vietto y Andreas Pereira. Marcelino entendió que con una hora de 'chorreo' ante el jefe era suficiente y de un plumazo puso a jugar a Carlos Soler, Rodrigo y Ferran. Esas caras engancharon a Mestalla; Rodrigo se encargó de trazar la línea que separa a titulares y suplentes; Ferran, la de los que quieren estar y los que no lo demuestran; Soler hizo jugar a Guedes. 

El gol de Rodrigo fue el detonante que necesitaba el encuentro para mantener emoción hasta el final. Todo sea dicho, ese fue el primer y único remate del Valencia entre palos. Fue ahí cuando empezó a sufrir la zaga azulona. Pero los de Bordalás tienen oficio, saben estar a las duras y a las maduras, y los blanquinegros entre faltitas y agarrones se mueven mal. Se desquician. Como Parejo, al que Molina le sacó de sus casillas y acabó con el capitán blanquinegro expulsado. A partir de ahí ya solo corrió el reloj. Nada más pasó. Ganó el Getafe. Fue mejor.