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LEGANÉS

El Leganés espera mantener su idilio con San Mamés

Los pepineros visitan el domingo un estadio que les trae recuerdos de grandes gestas. En Segunda lograron un triunfo clave para el ascenso y el año pasado allí certificaron la salvación.

Actualizado a
El Leganés celebrando un gol en San Mamés.

El Leganés visita este domingo San Mamés. Para los pepineros no es una visita cualquiera. Es una visita especial más allá de lo que implica jugar en un recinto heredero de tanta tradición como era el antiguo San Mamés, la Catedral. En este estadio, el nuevo San Mamés, los madrileños han disputados sólo dos partidos, pero ambos fueron históricos y vitales para sus hitos más recientes.

El primero se jugó en la temporada 2015-2016, cuando aún militaban en Segunda División. El Bilbao Athletic fue el rival de un equipo que llegó al Botxo líder de aquella jornada 36. Ese 2 de mayo, el filial de los leones seguía hundido en el pozo del descenso a Segunda B, categoría a la que finalmente cayó. Diferencias abismales que, como suele pasar en el fútbol (y más en el fútbol de plata) no significaron nada.

El Bilbao Athletic de Ziganda (el mismo técnico que dirigirá al primer equipo el próximo domingo) dio un repaso a los pepineros en el primer tiempo. Parecía que la clasificación se hubiera dado la vuelta, que los que comandaban el campeonato eran los de rojiblanco y los de blanquiazul, los que lo cerraban. Santamaría abrió la lata en el 11’ y aún pudo caer algún gol más antes del descanso.

Una charla especial en el vestuario

En el intermedio hubo charla de Garitano. Fue, eso sí, peculiar. Sin gritos ni voces, pero tocando la fibra sensible de un grupo cargado de tensión y nervios por el reto de ascender. “Yo pensé que iba a entrar gritando y cagándose en todos nosotros, pero no fue así”, cuenta Serantes en el libro ‘Leganés es de Primera’. “Bueno. Tranquilidad. Tranquilidad. No pasa nada. Estoy muy tranquilo porque peor, peor ya no lo podemos hacer. Es imposible”, desvela el mismo libro que dijo Garitano a sus chicos.

Aquella forma irónica y peculiar de arengar al grupo funcionó y en la segunda parte el Leganés le dio la vuelta al marcador con goles de Szymanowski (golazo con un sprint casi desde el centro del campo) y Gabriel (remate de cabeza). El triunfo acabó siendo clave porque las tres jornadas siguientes terminaron en tropiezos para el Lega. A saber, un empate contra el Numancia, otro contra el Nàstic de Tarragona y una derrota frente al Huesca. Sin aquella victoria en Bilbao seguramente los de Garitano no serían ahora equipo de Primera. 

La permanencia en San Mamés

La temporada siguiente, ya con el Leganés en Primera, la visita a San Mamés también acabó siendo histórica porque allí los pepineros certificaron su salvación a falta de una jornada para que acabara el campeonato. Con seis supervivientes de la plantilla que venció un año antes al Bilbao Athletic, el reto de cerrar la permanencia frente a los leones, en su propia casa, era muy complicado.

Los chicos de Valverde se estaban jugando acabar quintos y evitarse, así, la cascada de fases previas para disputar la Europa League. Para colmo, el Leganés no podría jugar con Iago Herrerín, cedido por los bilbaínos y con clausula del miedo. Nereo Champagne se enfundó los guantes tras haber disputado sólo dos partidos con el Leganés. Ambos a principios de año. El choque se jugó el 14 de mayo.

Aduriz puso en evidencia lo complicado del reto cuando en el 14’ cazó un balón dentro del área y puso por delante al Athletic. En ese primer tiempo Champagne le sacó otro gol cantado. Al argentino aún le quedaría otra parada épica a Aduriz en la segunda mitad. Fue tras la reanudación, como en el duelo disputado frente al filial, cuando el Leganés despertó y en un pared entre Gabriel y Szymanowski, los protagonistas del partido que se disputó un año antes, éste último anotó el tanto con el que el Lega se salvó matemáticamente.

Este domingo no habrá en juego un reto tan importante como aquél. Eso sí, con la salvación virtual prácticamente en el bolsillo, el Leganés espera vencer en Bilbao, mantener su idilio con San Mamés y, de paso, dar un salto en la clasificación que le permita afrontar el tramo final sin agobios y pensando, por qué no, en cotas mayores.