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BARCELONA

La era Valverde empieza sin el deseado cromo de Verratti

El nuevo proyecto pasa por la inyección de fútbol del italiano. Deulofeu, que acorta sus vacaciones, y seis filiales, novedades en el primer día.

Valverde.
Valverde.

Veintisiete años después, Ernesto Valverde se puso ayer por la tarde de nuevo la ropa oficial del Barcelona. Se fue en 1990 entre lesiones y cierto olvido de Cruyff. Pero vuelve, entre otros motivos, por su alma cruyffista. Lo hace obligado a darle un zarandeo a un club tristón pese a los nueve títulos en los últimos tres años. Cada Champions del Madrid es un estacazo. Y sin demasiadas buenas noticias. A fecha de hoy, el club no le ha limpiado el vestuario como esperaba. Sólo han causado baja Mathieu (gratis al Sporting de Portugal) y Masip, tercer portero con papel testimonial en sus tres años que terminó su contrato. Vermaelen, Douglas, Samper y Munir están citados hoy para pasar las pruebas médicas a las 9:00 y entrenarse a las 18:30. Los dos primeros no cuentan y los dos canteranos lo tienen difícil.

La buena noticia se llama Gerard Deulofeu, que ha renunciado (como Denis) a 20 días de vacaciones para incorporarse sólo 12 días después de perder la final de la Eurocopa Sub-21 contra Alemania. Un buen detalle que dice de la intención de quedarse de un futbolista por cuya recompra el Barça ha pagado 12 millones al Everton y que ha ampliado contrato hasta 2019. Pero sobre quien no hay total transparencia.

A Deulofeu le acompañarán seis caras nuevas más del B. Además de Ortolá, que vuelve del Alavés y hará del tercer portero, cinco son meritorios del filial que acaba de ascender a LaLiga 1|2|3: Marlon (central brasileño por el que se ha ejecutado la opción de compra pagando 4,5 millones de euros al Fluminense), Cucurella (lateral izquierdo que ha renovado hasta 2019), Palencia (lateral derecho ignorado por Luis Enrique y capitán del Barça B), Vitinho (cedido por el Palmeiras...) y Aleñá, joya de la corona de La Masia recién renovada hasta 2020.

Pero Valverde empieza sin el cromo soñado. En una línea estética descendente en los últimos tiempos, un fútbol de menos elaboración y más de comida rápida con el tridente, el barcelonismo ve con buenísimos ojos la llegada de Marco Verratti. Un futbolista sin números extraordinarios pero con un evidente gusto por el juego. El pegamento que empalme la tradicional filosofía del Barça con la pegada de sus delanteros.

Con Verratti o sin él, Valverde y el Barça necesitan un electroshock. Seguramente, llegue con el tridente. Necesitado de caras nuevas, tampoco habría que olvidar que Messi, Neymar y Suárez han producido 364 goles en tres temporadas y, en el último año, han renovado hasta 2021. El último en hacerlo, Messi. Esta es su era. Igual Valverde empieza por ahí.