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MÁLAGA 0 - ATLÉTICO 2

Este Atleti no se rinde

Los del Cholo se acuestan terceros 154 días después. Gran partido de Torres, que asistió en los goles de Koke y Filipe. Míchel: 1 punto de 9 con el Málaga.
Atlético de Madrid-Real Sociedad

Este Atleti no se rinde
JORGE GUERREROAFP

Cuando comenzó el partido, Míchel había repartido a su equipo sobre el verde con sumo cuidado. Cinco defensas y Sandro arriba, aunque sonara raro, seguía un plan: cegar cualquier lugar por el que el Atleti pudiera colarse en su área. Al principio funcionó perfecto. El Atleti se defendía más que atacar y, salvo un intento de remate de Koke, los disparos a puerta rojiblancos rimaban con patatero, cero, cero. Pero en el minuto siete el plan de Míchel comenzó a resquebrajarse. Todo por un infortunio.

Savic saltó a despejar un balón pero al volver al suelo cayó, con todo su peso, sobre un tobillo, el de Miguel Torres. Éste intentó seguir, pero sólo duró seis minutos. En el quince pediría el cambio y Ricca ocuparía su puesto. Míchel no cambiaría su dibujo pero ya no sería lo mismo.

Se despistó el Málaga una vez y salió Koke disparado, como lanzado con tirachinas. Al borde del área, cedió a Torres que recibió de espaldas e intentó colarse entre dos defensas, se revolvió y, cuando iba a caer, al perder el equilibrio entre tanta pierna, se sacó una especie de cola de vaca y lanzó la pelota hacia delante. Pareció sin querer, pero es lo que tienen los genios: se mueven y les cae talento del bolsillo. Koke recogió la pelota y convirtió en gol. Pura eficacia.

No cambió, sin embargo, ese gol al equipo del Cholo, que volvió al cero en ataque mientras que atrás, sus centrales, Lucas y Savic, ya tenían un color: el amarillo. Era el 31' y Sandro ya les había sacado una tarjeta a cada uno. Duda hasta el último suspiro por una lesión justo antes del parón forzó para llegar y no sólo llegó, fue lo mejor del Málaga.

Entre golpes, roces e imprecisiones, se fue el partido al descanso y comenzó la segunda parte como si éste en realidad no hubiese pasado. Todo seguía igual. Lo mejor del Atleti era que jugaba con seis canteranos (Lucas, Thomas, Gabi, Saúl, Koke y Torres; en todas las líneas menos la portería) mientras que el Málaga tenía el balón pero también un problema: al llegar al área no sabía que, lo que tenía que hacer con él, era intentar colárselo al hombre de negro y guantes de amarillo del fondo.

Era el 60' cuando Míchel se decidió a cambiar su plan. ¿Para qué cinco defensas si perdía 0-1? Fuera José Rodríguez, dentro Recio y bienvenido el 4-4-2. El partido, eso sí, siguió siendo como masticar cemento, puro sopor: sonaba Míchel fuerte en su banquillo pero su voz nada era capaz de cambiar. El Málaga seguía atacando con el peligro de un niño empuñando una pistola de agua, o sea, ninguno.

Entonces su defensa se despistó otra vez y, de nuevo, por ahí se le coló Torres. Intentó con Griezmann lo de la primera parte con Koke pero, como eso no salió, un minuto después comenzó un regate que terminó como asistencia a Filipe: El hijo del viento picó el balón y le puso a su brutal temporada también un gol.

Despertó el Málaga, pero era tarde. Se volcó hacia la portería contraria con más desesperación que acierto: remató Sandro dos veces, y también Santos y después Rosales, pero todos se toparon con los guantes amarillos de Oblak. Terminó el partido Simeone con Godín y Giménez en el césped, por cierto, además de Lucas y Savic, para abrazar fuerte eso que perseguía desde hace 154 días: volver a ser tercero. Ayer lo durmió y si hoy pierde o empata el Sevilla lo seguirá siendo también cuando amanezca mañana.