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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 11 DE DICIEMBRE

El Real Madrid, Mejor Club del Siglo XX (2000)

Actualizado a
El Real Madrid, Mejor Club del Siglo XX (2000)
GABRIEL BOUYSAFP

Con el cambio de siglo, la FIFA había decidido premiar a los mejores y organizó una votación, mitad por Internet, mitad por correo, mitad más un poquito por lo que quisiera Blatter. Para la elección del mejor jugador de la historia hubo sus más y sus menos entre Maradona y Pelé. Maradona triunfaba entre los internautas, Pelé ganaba en los otros veredictos. Los aficionados de más edad argumentaban que los que habían visto jugar a Pelé no estaban tan inclinados todavía a Internet (entonces una novedad relativa), aparte de que muchos habrían ya fallecido. Y que los jóvenes que votaban a Maradona carecían en realidad de referentes anteriores, singularmente del de Pelé, al que no habían visto jugar. Maradona exigía que el premio fuera para él, puesto que tenía la mayoría de los votos en un espacio tan universal y abierto como Internet, lo que a él le parecía definitivo. Al final hubo que repartir el premio entre ambos.

En lo que no hubo discusión fue en el mejor Club del Siglo XX, que fue para el Real Madrid, que para los últimos años del siglo había reverdecido sus mejores años con otras dos copas de Europa en color (luego llegaría una tercera), más dos de la UEFA, registros bastante recientes entonces. Esos éxitos establecieron un puente con los del pasado, aquellas cinco primeras copas de Europa, con Di Stéfano a la cabeza de un equipo que enamoró al mundo con su estilo, más la sexta, seis años después de la quinta, aún en blanco y negro y ganada por el que se llamó el Madrid «yeyé», en el que ya no estaba Di Stéfano, aunque sí todavía el cántabro Paco Gento.

El acto fue muy aleccionador sobre las distintas concepciones del fútbol. Florentino Pérez, presidente del Madrid, había nombrado a Di Stéfano presidente de honor y fue él quien recogió el premio concedido al Real Madrid. Maradona y Pelé, que acudieron ambos a por su premio compartido, hicieron grandes alardes a la llegada y dedicatorias un poco chocantes al recogerlo, cuando no directamente ridículas. Maradona se lo dedicó «a mis nenas y a Fidel Castro». Pelé, «a Dios y a Guga» (por Guga Kuerten, el mejor tenista brasileño en la época). Durante todo el acto lucharon por el primer plano. Su imagen de vedettes aún hambrientas de gloria contrastó con la de Di Stéfano, más discreta, pero en realidad más triunfal. Él no tuvo un premio a su persona, pero sí lo tuvo su Real Madrid, el equipo al que él contribuyó más que nadie a hacer el mejor de la historia, con su juego, sus goles, su estímulo a los demás, su compañerismo permanente. Mientras Pelé y Maradona repartían un premio individual, Di Stéfano singularizaba en su persona un premio colectivo, el de mejor equipo del siglo XX, en un deporte de equipo. No se podría haber dibujado una escena que explicara mejor al mundo la diferencia entre él y los otros dos.