Oviedo abraza a sus héroes

Dice el lema oviedista de los últimos 12 años que nada resulta sencillo para el club azul. Por eso, cuando el avión que debía aterrizar en Asturias en la noche del domingo se desvió a Santiago de Compostela por la niebla a nadie pareció extrañarle. Para entonces, miles de oviedistas esperaban a sus ídolos en el aeropuerto y las calles de Oviedo. No se chafó la fiesta, solo se pospuso algunas horas. Y ayer, al fin, el oviedismo entonó con más fuerza que nunca el "volveremos", grito de guerra de la última década.

La ruta marcada por el club para compartir el éxito con los aficionados comenzó en el Carlos Tartiere. Vuelta a dónde había empezado todo. Para muchos el cambio de estadio supuso el comienzo de la maldición. "Jaula nueva, pájaro muerto", había dicho Luis Aragonés, el Sabio, cuando supo que el Oviedo abandonaba el viejo Tartiere. Antic se hizo con el equipo y el Oviedo bajó a Segunda en 2001. A partir de entonces, el caos.

Desde allí, un autobús descapotable llevó a los héroes a la plaza del Ayuntamiento. Cualquier carácter institucional del acto queda abortado con el paso al balcón del edificio consistorial, donde por un día los cánticos se impusieron a los meditados discursos. "La mejor afición del mundo ha pintado de azul mi corazón", resumió su sentir Arturo Elías, yerno de Carlos Slim.

El autobús llevó a sus héroes al reconocimiento clásico por la ciudad. En estos casos, el punto central se sitúa en la Plaza de América. Y para seguir con las tradiciones más recientes. Diego Cervero se convirtió en el animador de masas, en el Pepe Reina versión carbayona. El capitán, licenciado en medicina y catedrático en agitación, tiene la curiosa habilidad de alterar a rivales y aficionados. Un escenario situado en la plaza sirvió para presentar a los futbolistas.

Ahora, la sonrisa vuelve al oviedismo. Regresa al fútbol profesional un club histórico con 38 temporadas en Primera, 16.000 abonados en el fútbol amateur y Carlos Slim como jefe supremo. Ayer se comprobó en las calles de Oviedo: los carbayones han salido del pozo.