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REAL MADRID

Vicente: "Mientras Diego esté así, se merece seguir jugando"

Su imponente figura ocupó la portería del Real Madrid de 1960 a 1964 (ganó cuatro Ligas y una Copa). Pero al final de su primera temporada se fracturó el escafoides.

Vicente Train
Jesús Rubio

¿Cómo se lesionó?

En una sesión en el Bernabéu. Chutó Puskas de lejos y al mismo tiempo creo que Canario. No lo recuerdo con nitidez. Paré el primer balón y me vino el segundo. Dejé la mano muerta y me hice una pequeña fractura en el escafoides. Fue al final de mi primer año en el club.

¿Se dio cuenta del daño?

En realidad me resentí en un partido internacional ante Argentina, que ganamos 2-0. Tras un tiro de Sanfilippo pensé: "Tengo que decir basta".

¿Siguió jugando lesionado?

(Risas). Fue para no perder el puesto. Estuve jugando dos meses con la pequeña fractura, sin saber que era tan grave, claro. Para que se haga una idea, yo notaba que me dolía al estrecharle la mano a alguien, cuando la movía arriba y abajo. ¡Me dolía horrores! Pero en aquel Madrid, si salías, no entrabas.

¿Cómo lo escondió?

Pues nada, me daba calor, me lo vendaba bien fuerte con esparadrapo, y a jugar.

¿A quién se lo dijo primero?

Tras el España-Argentina hablé con López Quiles. Le dije cómo había sido. Y claro, en aquel tiempo yo jugaba sin guantes, que todo hay que decirlo. ¿Sabe? Yo tenía una gran seguridad en el blocaje, aun sin guantes. Me gustaba más quedarme bajo los palos que salir, porque tenía muchos reflejos.

¿No llegó a conocer los guantes jugando?

Sólo en el Norte jugaba con unos de lana, por el frío. Que a la que se mojaban, echabas el guante para abajo y de lo que pesaba se caía.

¿Qué portero era entonces su suplente, para tener tanta tensión?

Domínguez, Juanito Alonso y Bagur. Yo fue llegar y debutar en el Metropolitano. Miguel Muñoz apostó por mí. Hubo una trifulca buena en el vestuario, no se crea, porque Domínguez se molestó. Y no sé si es cierto, pero se decía que a él no se le daba muy bien el Atleti. Pero eso son cosas que no vienen a cuento...

Volvamos entonces a su lesión. ¿Qué hizo López Quiles?

Me llevó a París a un buen médico, que me dijo que me tenía que hacer un injerto o ponerme un tornillo. Decidimos hacer un injerto sacándome una pequeña esquirla de la cadera.

¿En París?

No, me operó el propio López Quiles en la Rúber de Madrid. El caso es que estuve ocho meses de baja por haberme callado, en vez de tres que era lo normal. Me costó más caro el bollo que el coscorrón. Al año siguiente sólo jugué 12 partidos y me descartaron para ir a Chile.

¿Cómo ve lo de Casillas?

Su lesión es diferente. La de escafoides es grave porque afecta a la muñeca e influye en todos los balones fuertes. Pero él también lo notará, y mucho.

¿A usted le costó volver?

Me propuse que le tenía que quitar el sitio a Araquistáin y se lo quité.

¿Cómo vivió cuando Mourinho sentó a Casillas?

Estando Iker muy mal es superior a los demás. A mí me pasó en el Espanyol en la época de don Ricardo Zamora de técnico. Y mire que fue un padre para mí. Pero lo dejó, se quedó como mandamás y a él le sustituyó Marcel Domingo. Y vino su hijo, Ricardo Junior, también portero. Y ese año, ni Ricardo Junior ni yo estuvimos a la altura. ¿Por qué? Porque salía uno, luego otro, y lo que teníamos era un lío que no vea.

Lo mismo que provocó Mou hasta la lesión de Iker. ¿Cómo está viendo a Diego López?

¡Cumple! Lo está haciendo bien. En Old Trafford salvó la eliminatoria. Vamos a ver qué pasa cuando se recupere Iker, porque mientras Diego esté así, se merece seguir jugando. A Casillas le costará, porque se coge miedo y falta de confianza.