La concordia presidió un palco muy tranquilo

Fue el único momento del partido en el que las dos aficiones (mínima representación de madridistas) se pusieron de acuerdo. Minutos antes de comenzar el encuentro, el Camp Nou reventó con una sonora ovación a algunos de los grandes triunfadores de los Juegos de Londres que regresaron a casa con la medalla como trofeo y recuerdo. Joel González (judo), Laia Pons (sincronizada), Marta Bach, Roser Tarragó y Ona Meseguer (waterpolo) acompañaron Mireia Belmonte, nadadora doble medallista y reconocida culé de cuna.

En el palco, aplaudían, claro. Sandro Rosell fue de los primero en ocupar su plaza, aunque no se sentó hasta la aparición de Florentino Pérez, elegantemente conjuntado. Antes, Fernando Fernández Tapias, vicepresidente del Madrid, había saludado efusivamente a Josep María Bartomeu, vicepresidente deportivo azulgrana y artífice de haber cerrado los fichajes de Jordi Alba y Alex Song, los refuerzos de esta campaña del vigente campeón de la Supercopa.

Entre los dos presidentes de clubes, el de la Federación, Ángel María Villar, feliz por comprobar cómo reinaba el buen ambiente y todo estaba predestinado a hablar exclusivamente de fútbol, más después de ver el correcto saludo entre Tito Vilanova y José Mourinho, siendo esta una de las imágenes más esperadas del partido, después del episodio que pasó entre ambos en la última Supercopa.

Filas más atrás, escondido entre políticos (Felip Puig, Conseller d'Interior de la Generalitat o Ferran Mascarell, de Cultura) estaba Elijah Wood, el actor que se hizo popular con la producción cinematográfica de El señor de los añillos. Ayer pudo disfrutar del Clásico de la concordia.