Líderes en solitario

Una candidatura al ascenso se puede presentar de mil formas. Hay equipos que aterrizan en la zona noble gracias a su buen fútbol. Otros se aprovechan de una gran dinámica. Muchos tienen suerte en momentos puntuales. Y algunos, como el Hércules, se codean con los mejores por pura fe. Todas las opciones son válidas y hermosas, especialmente la del grupo blanquiazul. Armar un bloque solidario en el esfuerzo, serio y capaz de matar al rival con dos zarpazos está al alcance de muy pocos. Y Mandiá puede presumir de ello. El gallego tiene a su equipo en lo más alto de la tabla por simple convencimiento. El mejor ejemplo: los dos goles de ayer en Guadalajara, que reflejaron fielmente los nuevos valores del Hércules.

Carlos Calvo, convencido de que el esfuerzo siempre tiene premio, apretó a Saizar, que tembló ante la presencia del madrileño y le regaló el balón. El extremo falló el primer remate, pero se repuso y, en la enésima prueba de fe, adelantó al Hércules. Luego, llegó la exhibición de poderío físico de Arbilla. El central, muy seguro durante toda la mañana, recogió el balón casi en su área en el 87'. Al más puro estilo fondista keniata, corrió como un poseso hacia el marco contrario, se apoyó en Sardinero y definió como un killer. Es imposible mostrar de una manera tan gráfica el sello de un equipo como lo hizo ayer el Hércules.

El combinado alicantino sale muy reforzado de Guadalajara. Y no sólo por el liderato, logrado tras su triunfo y el empate del Almería. A Mandiá le funcionó ayer el trivote y demostró que el Hércules es una roca en defensa. Intuía el gallego una encerrona en el Pedro Escartín por las reducidas dimensiones del terreno de juego y su equipo dio la sensación de llevar toda una vida jugando en ese escenario. La zaga, escoltada por Rivas y Escassi, tuvo mucha culpa de ello. El Hércules creció desde atrás y pese a no hacer un fútbol fluido siempre tuvo la situación controlada.

El peligro del rival llegaba desde la estrategia. Controlada la pizarra, el conjunto blanquiazul aprovechó su ocasión. Es cierto que Saizar colaboró, pero el tesoro estaba en presionar cuando nadie esperaba el fallo y Calvo se llevó todo el botín.

Muy cómodo. Con 0-1, el Pedro Escartín ya parecía el Camp Nou para el Hércules. A la escuadra alicantina le servía con tener atado a Ernesto y a Iván Moreno, los dos puñales del Guadalajara. El cuadro alicantino se sintió más cómodo en la segunda parte. Tejió una tela de araña en la medular y sólo tuvo que resistir un pequeño asedio de su rival en el tramo final. Cuando peor lo estaba pasando el Hércules, Arbilla pisó al acelerador y dejó líder en solitario a su equipo. El gol de Gago fue anecdótico.