El Tigre que soñaba con jugar como el Niño Torres

Nació jugador de fútbol. Literalmente. Su bautismo fue un sacramento dedicado al balón. El 10 de febrero de 1986, en Santa Marta, en las tierras del Pibe Valderrama, Radamel García (un áspero defensa que jugó en clubes de su país y de Venezuela) y Juana Carmenza Zárate dieron a luz su primer hijo. El primer nombre fue el de su padre, Radamel. El segundo, Falcao, en homenaje al mediocampista de Brasil que por entonces generaba mucha admiración en el padre de la criatura. Su primera vez en un campo fue a los nueve meses, como mascota del equipo Unión Magdalena.

Aficionado del club Millonarios de Colombia, el pequeño Falcao creció junto a un balón y en medio del peregrinar de su padre por Bogotá, Santa Marta, Ibagué, Medellín y San Cristóbal de Venezuela. El niño empezó a destacarse en la Gaitana y en 1999 fue parte de la selección Bogotá en el Nacional Prejuvenil en Lérida, campeonato en el que también se destacaron Hugo Rodallega y Dayro Moreno, entre otros. En su tierra natal aseguran que nadie han podido batir su record: es el goleador histórico de la Liga de Bogotá. Considerado un talento precoz de la Liga Tutti Frutti, a los 11 años se lo quiso llevar el Ajax de Holanda, pero su madre lo impidió. El 28 de agosto de 1999, con sólo 13 años, se estrenó en el equipo Fair Play, que disputaba la categoría B de la población de Chia, Cundinamarca.

Deportes. Pero no sólo era habilidoso con el fútbol sino también con el béisbol: un día recibió un pelotazo en la cara y decidió perfeccionarse en este nuevo deporte. Evolucionó tanto como pitcher y short stop que representó al estado de Mérida en varias competiciones... Pero el fútbol fue su principal virtud. Y tan bueno fue su rendimiento en el Club Deportivo Fair Play que en enero del 2001, con apenas 15 años, se mudó a Buenos Aires (con una opción de compra de un millón de dólares) para integrarse a las Inferiores del River. Medía 1,76 y pesaba 71 kilos. Allí conoció a chavales como Juan Pablo Carrizo y Javier Mascherano, entre otros. Y fue apodado "Tigre". Un mote que lo acompañó por el resto de su carrera. Fue figura de un torneo que se realizó en España y goleador de la Copa Nike de Alemania. Admirador del "Fenómeno" Ronaldo, en sus comienzos reconoció en varias entrevistas que siempre miraba los movimientos y las definiciones de otros dos delanteros de peso: Pipo Inzaghi y Fernando Torres. "Me gusta observar al Niño", confesó tantas veces, cuando aún vivía en la pensión de River.

En 2005 fue citado para entrenarse con la plantilla profesional de River. Reinaldo "Mostaza" Merlo lo puso en Primera y el Tigre hizo siete goles en 11 partidos. Al poco tiempo de estrenarse en Primera, se lesiono el ligamento del tobillo derecho y debió ser operado. La religión lo ayudó mucho en esos momentos tan duros. Gracias a su crecimiento en el fútbol, pudo cumplir uno de sus sueños de la infancia. El deseo de todo niño, aunque lo haya concretado de grande: viajar a Disney junto a su familia.

Falcao cree mucho en Dios ("Dios te bendiga" es su frase de cabecera) por eso es habitual verlo entrar a rezar a alguna iglesia. Sus creencias, sus hermanas menores Melanie Grecia y Michelle Andrea y su mujer argentina Loreley Dahiana Tarón son su mayor sostén. Su marcha a Europa se dio en medio de su explosión futbolística. En 111 partidos en la Primera con River hizo 45 goles con la banda roja cruzándole el pecho: 0,41 de media por partido. Casi un tanto cada dos. Entre ellos, el cabezazo agónico contra Botafogo en la Sudamericana 07 y el zurdazo a Boca en el 2-0 en el Monumental del mismo año. Por todo eso, en River nunca pudieron olvidarse del Tigre.

El Tigre que quería conocer Disney y jugar como el Niño Torres, ahora está ante un nuevo sueño: triunfar con la camiseta del Atlético de Madrid.