La altitud, rival añadido de España en su debut

Situada a 2.153 metros sobre el nivel del mar, descansando en la prolongación de la cordillera andina y a las faldas del espectacular volcán Nevado del Ruiz (5.900 metros) se encuentra la ciudad en la que España inicia mañana su asalto al Mundial Sub-20: Manizales. Para sus 430.389 habitantes es un rincón idílico entre montañas nubladas, pero por su altitud supone un riesgo y un contratiempo para la práctica del fútbol. La FIFA, de hecho, no permite por reglamentación encuentros a más de 2.500 metros y Manizales no los alcanza, es cierto, pero únicamente se queda a 347.

Esto significa, por ejemplo, triplicar el nivel de altura de Madrid, la capital más elevada de Europa (655). Y eso es mucho. Por este motivo, Lopetegui configuró una concentración larga en este entorno con el objetivo de adaptar el cuerpo de sus futbolistas a los diferentes requerimientos que supone la altitud en pleno esfuerzo. Eso ha implicado un largo periplo colombiano de 12 días -salpicado por el viaje a Perú para la disputa de un amistoso- tras el que parece que el estado físico de los españoles ya está listo para entrar en competición al cien por cien.

"Era necesario aclimatarse al menos durante 10 días para que luego no se acusen los esfuerzos. El cuerpo humano es capaz de soportar el exceso de altura si no se le da tiempo a asimilar el cambio, es decir, si uno llega, juega y se va. Pero no era nuestro caso. Vamos a estar toda la primera fase en Manizales y eso condicionó nuestra preparación", afirma el técnico español. El doctor de la Selección, Jesús Jiménez, también entiende que el tiempo de asimilación ha sido suficiente, sobre todo en el caso de protagonistas tan jóvenes.

Sin problema.

Los propios jugadores ya han ido notando la mejoría con respecto a las primeras jornadas en Colombia. "Disponíamos de varios días para adaptarnos y creo que la altura no será una gran ventaja para nuestros rivales", confiesa Canales con la mente puesta en Ecuador, el equipo del grupo al que mejor vienen estas circunstancias. El cántabro, por cierto, es duda para el debut de mañana por problemas musculares.

El malaguista Isco, por su parte, también es optimista y no cree que la fatiga les vaya a pesar más de la cuenta: "El tema de la altura está superado, nos ha sorprendido lo fácil que nos hemos adaptado".

Ahora, por lo tanto, toca jugar. Y será, según parece, con las montañas andinas de Manizales como grandes aliadas, no como enemigas.