Soñar se escribe con 's' de Stuani

El Levante dejó medio atada su permanencia en Primera, ya que la línea del descenso está a nueve puntos, imponiéndose en un duelo de rachas: los de Luis García encaraban el encuentro como tercer mejor equipo de la segunda vuelta (y al final no varió esta condición) y con cinco encuentros sin perder, mientras que los de Pellegrini sumaban por victorias sus dos anteriores compromisos. Sin embargo, venció el mejor momento del conjunto granota y mucho tiene que ver que su entrenador lo hace funcionar como un reloj, con Caicedo o sin él, con Xavi Torres o sin el javiense, con Jefferson prendiendo fuego a la banda o con el trote más sutil de Valdo. Stuani se puso el traje del ecuatoriano para, con dos goles, cortarle las alas a su adversario, abriendo y cerrando el marcador. La derrota, para el Málaga, es doblemente dura pues cortó su reacción y justo fue en la jornada en que dieron un respingo muchos rivales directos, aunque la salvación sigue a un punto.

Los andaluces, ni empezaron despiertos ni se supieron reponer al primer golpe azulgrana. Rubén, tras cazar la victoria en Riazor, era una de las principales novedades de la escuadra valenciana, llena de suplentes con tanta hambre o más que sus titulares. Se decía que el asturiano no tenía ritmo suficiente para Primera... menos mal, porque en cuatro minutos fabricó dos goles. En el 5', rodeado de adversarios, vislumbró el hueco por donde meterle el balón a Stuani. El uruguayo le pegó cruzada para batir por primera vez a Caballero. Le faltó tensión en esa acción al Málaga pues dos futbolistas pudieron con cinco de los suyos. Y no se había repuesto del golpe cuando, cuatro minutos más tarde, el propio Rubén amplió la renta. Lo de cogerles a contrapié es literal puesto que el pequeño asturiano anotó de cabeza. No es la primera vez que lo hace pero, cuando te juegas la vida, un jugador de 1,67 metros de estatura no te puede coger en ese renuncio. Tras el 2-0, se produjo un leve intercambio de golpes, que se resumió en un ajustado libre directo ejecutado por Duda e interceptado por Munúa; y otro disparo de Stuani que atajó Willy.

Espejismo. El Málaga necesitaba lanzarse para sumar, así que Jesús Gámez cogió la responsabilidad y, buscando la vertical, encontró a Seba pugnando con Ballesteros. La lucha concluyó con una genialidad del uruguayo, que engañó al zaguero y superó a Munúa. El 2-1 despertó a los de Pellegrini, que intentó mejorar con Maresca y dar la sorpresa con Quincy. En el Levante se instaló una incertidumbre que, sin embargo, no aprovechó el conjunto visitante. Los valencianos se alimentaron del ansia malaguista para matar en una contra a la que se sumó hasta Venta. Juanlu vio al lateral y colgó el cuero. El asturiano cedió atrás y Valdo golpeó con la suerte de que le cayó franco a Stuani, que marcó. Curiosamente, tras el varapalo los blanquiazules llegaron con más claridad al área pero Del Horno evitó que Maresca recortara distancias mientras que Rondón, con una pantalla de cine ante sí, envió la pelota a las nubes. Habría enmascarado el marcador pero no la realidad de los adversarios en liza.