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Liga Adelante | Celta 1 - Barcelona B

Miño lo paró todo

El guardameta culé desesperó a los puntas celestes

Clemente Garrido
Actualizado a
<b>IMPOTENTES. </b>Trashorras y sus compañeros crearon numerosas ocasiones de gol pero no pudieron con el filial blaugrana.
IMPOTENTES. Trashorras y sus compañeros crearon numerosas ocasiones de gol pero no pudieron con el filial blaugrana.

En ocasiones el fútbol es tan impredecible que cuesta creer lo que el ojo está apreciando. Eso fue lo que sucedió ayer en Balaídos. El Celta avasalló al Barça B con una y mil ocasiones de gol, todas ellas demasiado claras como para no acabar en el fondo de la red. Sin embargo, el balón fue caprichoso, o más bien cruel, con los vigueses y se negó a traspasar la última línea de cal que descansa entre los tres palos. Un incansable David Rodríguez, un desafortunado Papadopoulos y un impresionante De Lucas tuvieron varias oportunidades para inaugurar el marcador. La mala suerte puede ser utilizada como justificante de la derrota, pero al César lo que es del César. La falta de pegada celeste no fue fruto de la casualidad, ni siquiera demérito de los locales, aunque Papadopoulos se empeñara en demostrar lo contrario. El milagro de que el Barça B terminara la primera parte con la puerta a cero fue obra de Rubén Miño, San Rubén ayer.

En medio del incesante asedio olívico, los culés se dieron cuenta de que podían hacerle daño a la especialmente débil defensa del Celta. Jonathan Dos Santos y Thiago empezaron a acariciar el balón, Nolito jugaba con él y, entretanto, Benja y Jonathan Soriano conectaron para aniquilar con un toque a la zaga viguesa. El punta se quedó solo delante de Falcón y definió con gran clase, pisando el balón como si estuviera sobre parquet de fútbol sala. El estado anímico del Celta decayó y la retaguardia se puso aún más nerviosa. Así, al filo del descanso, un inquieto Nolito bailó a los centrales y le entregó el balón a Fontás para que el defensa pusiera el 0-2 en el marcador.

Escándalo arbitral. No sólo los delanteros del equipo vigués estuvieron poco acertados. De hecho, Melero López tuvo buena parte de culpa de la derrota celeste en el debut liguero. Y es que el colegiado andaluz no vio tres posibles penaltis a favor del conjunto vigués. El primero, sobre Quique de Lucas, es el que parece más claro. El mediapunta recibió el balón dentro del área y, al darse la vuelta, Fontás le derribó. Los únicos que no apreciaron la pena máxima fueron el trencilla y su asistente. Ya en la segunda parte, De Lucas también fue objeto de falta por parte del portero Miño, aunque éste puede presentar alguna duda. Por último, hubo unas manos de Marc Bartra dentro del área que parecieron bastante evidentes como para pasar desapercibidas.

A pesar de todo, el Celta lo siguió intentando en una lucha continua contra el resultado adverso y el reloj. David consiguió recortar distancias cuando aún quedaban minutos como para pensar en una remontada. Pero no era el día del Celta. Ayer era el día de Rubén Miño, que demostró por qué es el portero titular de la Selección española Sub-19 y el futuro del primer equipo del Barça.