"Antes del partido del 86 sólo se hablaba del Buitre"

La historia se escribió en la calurosa Puebla, en México, a finales de junio del 86. España brillaba en el Mundial, la afición saboreaba aún el 5-1 de Queretaro ante Dinamarca en octavos, las semifinales asomaban a lo lejos. Con Butragueño todo era posible. Sus cuatro goles ante los daneses habían desatado la ilusión. Por fin parecía posible superar la barrera de los cuartos. Pero no. No fue así. Les diables rouges, la mejor Bélgica de la historia, se cruzó en el camino.

Dos de los grandes pesos pesados de aquel equipo belga, el portero Pfaff y el centrocampista Ceulemans, recuerdan para AS, 23 años después, cómo vivieron el encuentro. "Nos enfrentamos dos buenas selecciones que veníamos practicando un fútbol fluido. España también y por eso en México no se hablaba de otra cosa que de "El Buitre, el Buitre". Creo que su Selección podría haber alcanzado incluso la final", analiza Ceulemans, actual entrenador del modesto Westerlo.

Pfaff, siempre más polémico y estirado, parecía estar más seguro de clasificarse: "Sinceramente, no vi el partido de los cuatro goles de Butragueño. Después de octavos comí una ensalada en mal estado. Tuve una infección y permanecí varios días en cama. He de reconocer que se me ponían los pelos de punta al enfrentarme a él, pero tenía confianza en poder pasar".

Lo que sí recuerdan perfectamente es la forma agónica en la que eliminaron a España. El famoso penalti errado por Eloy decantó la balanza de su lado tras el empate a uno con el que concluyó el partido: "Tuve la suerte de marcar el gol que nos dio la ventaja durante el encuentro", recuerda con cariño Ceulemans. "Fue un buen centro desde la banda izquierda y yo cabeceé. Uno de los tantos más importantes de mi carrera, aunque luego nos tocó sufrir".

Pero si alguien se erigió en protagonista fue Pfaff, que adivinó la intención de Eloy de manera decisiva: "Además de estar enfermo, arrastraba problemas en el tobillo. Fue una de mis mejores tardes. Eloy estaba algo nervioso. Su tiro fue un poquito más bajo y lo pude parar. En mi carrera detuve penaltis a Van Basten y Brehme, así que se me dio bien".

"Aquello fue otra historia", concluye Ceulemans. "Ahora España es un equipazo y nosotros tenemos problemas. No hay color. Quizá en un unos años volvamos a darles guerra". Más que entonces, difícil.