La reventa regateó a la crisis e hizo su agosto

La reventa regateó a la crisis e hizo su agosto en el España-Inglaterra. Los precios oficiales fijados por la Federación (entre 10 euros la entrada más barata y 40 la más cara) se multiplicaron por cinco en las horas previas al partido.

El pasado lunes se agotó el papel en las taquillas del estadio Sánchez Pizjuán. Fue visto y no visto. Quedaban miles de entradas que fueron a parar a unas pocas manos: las de los reventas, organizados como una colonia de abejas. Los más previsores evitaron el sablazo consiguiendo sus entradas por medio de los servicios de internet puestos a disposición por la propia FEF, que puso el papel a la venta en la red el pasado 23 de enero, tres semanas antes del encuentro.

Negocio. Entre la fauna de reventas había gorrillas (los que lo mismo aparcan coches que colocan abonos para la Maestranza), elegantes (los que trabajan sólo con entradas de Preferencia) y mandaos, los que su jefe siempre es otro. Pero todos tenían un objetivo común: no recolocar las entradas por debajo de cinco veces su precio oficial para no romper el equilibrio del mercado negro. "Por más dinero sí que se pueden colocar, pero hay que avisar a los socios para que la tarifa aumente en línea". Todo muy profesional. Si acaso se permite alguna alegría "tiene que ser con los güiris, que para eso vienen mamaos los notas...". La Policía vigila, pero los mazos de entradas nunca están a la vista. Eso jamás.

"Do you want tickets? Ask me"

Los seguidores ingleses que desembarcaron en Sevilla bien desde su país o bien desde las numerosas colonias que han desarrollado en la Costa del Sol y en el sur de Portugal se encontraron en la capital andaluza con todo tipo de facilidades por parte de los reventas. Algunos de ellos llevaban incluso carteles para llamar la atención de los hinchas: "Do you want tickets? Ask me" ("¿Quiere entradas?, Pregúnteme"). Y es que Sevilla, desde la época de Cervantes o incluso antes, es el paraíso de la picaresca.