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Francisco Rubio

"No hay un club como el Numancia en la Liga Profesional"

Francisco Rubio (Soria, 1956) es el presidente del Numancia. También un constructor triunfante que ha dejado su sello en Manhattan. Eso, ni Florentino.

Tomás Guasch
Francisco Rubio.
Juan García

El Numancia puede presumir mucho más que de buenos resultados. De tres años con superávit, de haber remontado una deuda de casi doce millones de euros, de tener una espléndida ciudad deportiva propia ¿Qué sabe usted que los demás ignoran?

No estamos en este mundo para presumir, sino para trabajar. Todo lo que usted dice es cierto y me gusta escucharlo: al Numancia se le reconoce mucho más fuera de Soria que en casa. Aquí nos cuesta mucho más transmitir la importancia del proyecto, que fuera es admirado. Y no pretendo que se alabe al presidente, que al fin y al cabo es una figura efímera. Me gustaría que se entendiera el mensaje del club.

Y no se entiende.

Los castellanos somos gente recia, se dice. Y muy nuestros, añado yo. Probablemente tenga que ver con el crecimiento de cada lugar. Valladolid, por ejemplo, es distinta a lo que fue no hace tanto. Es la capital de la Comunidad, les ha llegado el AVE, su tejido social y empresarial ha evolucionado para bien. A nosotros los sorianos nos falta ese empujón que, lo admito, tampoco supo dar en su día nuestra sociedad. Y están las instituciones: no tiene nada que ver su apoyo al Numancia con el que reciben los clubes del Levante español, Cataluña o Andalucía, que reciben ayudas bestiales en proporción a las nuestras.

¿Y cómo lo justifican?

Nuestros políticos argumentan que se ajustan a unos presupuestos cuyo montante les hace imposible darnos más de lo que nos dan. Conscientes de ello, lo agradecemos y tratamos de corresponder con una gestión responsable en las cuentas y aportando una gran labor permitiendo que casi quinientos niños hagan deporte gracias al Numancia. El quid de la cuestión es que aquí a veces tenemos unos prejuicios que en otras regiones no conocen. Por la imagen de Soria, nadie va a hacer más que el Numancia. Y no me vale el argumento más utilizado, que es que esas otras zonas de España son más ricas y tienen mayor población que Soria. ¡Caramba! Si el nuestro es el mejor proyecto deportivo y el que más eco tiene entre todos los de la provincia, súbanse ustedes al carro. Vamos a aportar todos juntos porque todos saldremos ganando. El Numancia en Primera puede reportar muchísimos ingresos a Soria. Esa mentalidad es la que ha permitido que Zaragoza pueda organizar una Expo o que Valencia acoja la Copa América o un gran premio de Fórmula 1. Se trata de mirar por todos.

Muy razonable.

Llevamos once años en la Liga Profesional: limpiamos la deuda de casi doce millones, los últimos tres ejercicios los cerramos ganando dinero y levantamos la Ciudad Deportiva. De esto sí presumo pues considero que es nuestra gran obra, la cantera: hace quince años no había nada. Y llevamos casi todo el año en zona de ascenso pese a que el nuestro es el tercer presupuesto más bajo de la categoría. En la Liga de Fútbol Profesional no hay un club como el Numancia.

¿Cuánto dinero manejan?

Nuestro presupuesto es de cuatro millones cuatrocientos mil euros.

¿Y el dinero institucional hasta dónde llega?

Entre Junta de Castilla y León, Diputación y Ayuntamiento de Soria, a los quinientos mil. Pero una parte del dinero que recibimos del consistorio es para pagar los gastos que este consejo acometió para construir el nuevo estadio de Los Pajaritos ¡que es municipal!

Cornudo y pagano.

Eso es. Porque un señor nos engañó. Don Javier Jiménez Vivar, un alcalde que no cumplió lo que prometió. El estadio costó sobre los 1.100 millones de las pesetas de 1999; la Junta aportó un quince por ciento para las infraestructuras de fuera del recinto y el Ayuntamiento, un veinticinco. El sesenta por ciento restante lo pagó el Numancia.

O sea, usted. Como la Ciudad Deportiva y demás

Paga tú el sesenta por ciento de un campo que es municipal: eso es único en el mundo.

Y está en Soria

Que es lo que nos une a quienes trabajamos por el club, el sentimiento del Numancia. Aprendimos a gestionar una entidad que no compite con las mismas cartas que la mayoría de sus adversarios. Es que es en todo

¿Por ejemplo?

Hay clubes en suspensión de pagos, lo que ahora regula la llamada Ley Concursal, que fichan jugadores ofreciéndoles más dinero que nosotros: es una broma. El dinero de las televisiones es otra Pero no nos rendimos.

Pura esencia numantina.

Aquí se ahorra como lo hacían nuestras abuelas. Yo he puesto mucho dinero, no hay más remedio que gestionar al céntimo. Víctor Martín, nuestro gerente, ejecuta el presupuesto a rajatabla. Y no me cansaré de agradecer la colaboración de las pequeñas y medianas empresas de Soria que se vuelcan con el club y propician que no haya un espacio publicitario libre en Los Pajaritos. Como empresa grande, comprometida con el espíritu del Numancia, está Caja Duero, pero también pequeños empresarios, algunos de ellos autónomos con pocos trabajadores a su cargo, que se sacrifican para ayudarnos.

En la ruta del ascenso.

No he pronunciado esa palabra todav aquí salimos con la idea de ganar la permanencia y el trabajo de gente como Gonzalo Arconada, Pacheta, los jugadores, los consejeros y la gente del club nos tiene en buena línea. Tenemos una ventaja y que no nos ponemos nerviosos como pasa por ahí. Sobre Arconada le diré que acertamos y me recuerda a Lotina, a Paco Herrera, a Goiko, que pasaron por aquí y desarrollaron su carrera con éxito en otros lugares. A mí me gusta mucho el vasco-navarro. Cuando empecé y visitaba campos de clubes de modestos de por aquellas tierras percibí que, jugando mejor o peor, se sudaba la camiseta y había un gran compromiso con el club. Gonzalo está en esa línea, que es la del Numancia. ¿Sabe? Mi gran error fue despedir a Herrera, ahí me equivoqué. ¡Si no estábamos siquiera en puestos de descenso, en Primera, cuando tomé esa decisión! No valoré que somos el Numancia, no el Madrid. En fin El éxito de ahora es el fruto del trabajo de estos últimos tres años.

¿Sería fácil copiar al Numancia, su sentido común?

No es sencillo ajustarte a un presupuesto. Aquí hay jugadores que vienen por menos dinero del que les ofrecen por ahí porque saben que cobrarán y vivirán en un buen ambiente. La franja salarial está muy ajustada: en nuestra segunda temporada en Primera cometimos el error de pagar mucho a unos y menos a otros futbolistas y nos costó carísimo. Si el presupuesto para un fichaje es de cien mil euros es ése, no ciento diez mil.

Un diez para el estreno de Pacheta como mánager.

Porque trabaja, tiene buen ojo y conoce el club. Y sabe, como el futbolista que ficha, lo que hay y a lo que viene: a no pasearse precisamente. El sabe qué perfil de jugador es el nuestro, elige, nos juntamos y tomamos la decisión valorando todos los aspectos, desde el deportivo al del dinero.

En Segunda hay clubes cuyo presupuesto es cuatro o cinco veces el del Numancia; su director deportivo lo debe tener más fácil.

Dinero no equivale a éxito en el fútbol; lo que vale es conocer el paño, el de fuera y el de tu casa. Nadie te asegura que gastando el doble vayas a alcanzar tu objetivo.

¿Y su vida, Paco?

Estoy casado y tengo dos hijos: la chica es bióloga y está haciendo el doctorado; el chico estudia dirección de cine. Y, bueno, me quedé huérfano a los quince años, fui el cuarto de doce hermanos, tuve que sacar a nueve adelante Empecé trabajando por cuenta ajena, de siete de la mañana a diez de la noche. Viví un año y medio en Barcelona, otro en Euskadi: ahí se me pegó el Athletic, mi otro equipo. Volví y monté mi empresa en Soria con veintiún años. Lo primero fue la construcción, ahora diversifico el negocio: energía solar, madera, fincas Me considero un artesano de la construcci cosa distinta a ser un experto en recalificaciones de terrenos y demás. Nos meten en el mismo saco y no somos iguales. Yo compro un solar y construyo hasta el final, ¿eh?

¿Cómo fue construir en Manhattan? Eso, ni Florentino

Florentino Pérez ha sido el mejor presidente del Madrid que he conocido. Y, bueno, lo de Manhattan surgió por la llamada de un amigo. Existía la posibilidad de construir allí y tras un largo proceso acabamos levantando un edificio de veintiséis viviendas. Me gustó conocer cómo se trabaja en un país tan competitivo como aquel. Me emocionó que al cumplirse por entonces los primeros veinticinco años del grupo estuvieran con nosotros el embajador de España, el agregado cultural

El Numancia marcha, ¿pero lo del ladrillo irá a peor?

Se trata de adaptarnos al evidente cambio de ciclo económico que vive el mundo. Lo que vivimos hace un tiempo no era normal. Ni perdurable.

Ya.