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Jonathan Soriano

"Mi hija es lo que me ayudó a salir adelante"

Jonathan está feliz por lo vivido el domingo, pero tiene las cosas claras: "Sólo fue un gol". Presentó en AS a Daniela, al tiempo que alaba a su capitán Raúl Tamudo.

Jonathan Soriano

Centra Albert Riera, ¿y?

Cuando sale la pelota de sus pies no la veo venir.

¿Cómo remata? ¿Intuición?

Me la encontré encima, estiré la pierna y entró.

¿Entonces?

Lo que se pudo ver; todo lo que sentí fue reflejo de la celebración. Tuve mucha felicidad y el nivel de autoestima y confianza subió al instante; fue gratificante,

Se le vio mirando a la grada.

Buscaba a mi esposa en la grada (Cristina, con la que ya está casada por lo civil, con la que el 20 de junio de 2008 hará una celebración católica) y a mi hija (Daniela). Se lo dediqué a ellas, que saben lo que he sufrido en los últimos tiempos.

¿Se acabó el sufrimiento?

No, ni mucho menos.

Pero alguna cosa avanzó.

Eso sí. Para mí ya fue un triunfo el entrar en la lista de convocados, pero fue un fin de semana perfecto, con el gol anotado.

¿Hubo algún momento que pensó que no iba a jugar?

Habían salido Ferran Corominas y Lola y creía que el siguiente sería Jónatas; creí que la oportunidad sería para él.

Pero se equivocó.

Afortunadamente.

¿Qué le dijo el entrenador?

Que apretara y presionara la salida del Getafe.

¿Ha cambiado su manera de jugar?

Pienso que puedo aportar más cosas y esa es mi idea. Sólo tengo ganas de seguir aportando al equipo.

¿Se acuerda de qué sucedió hace dos meses?

Sí, que estaba fuera del equipo.

Y que tenía que hacer la pretemporada en solitario.

Bueno, en principio con Miquel Robusté (ahora en el Levante).

Pero llegó el traspaso de Walter Pandiani.

Ahí comenzó a cambiar la historia; pude estar con el equipo en Peralada y en el resto de la pretemporada.

Donde cumplió.

Bueno, lo intenté.

¿Qué le pidieron los técnicos?

Que apretara todo lo que pudiera y traté de convencerle o de corresponder a la confianza que me dio.

¿Le felicitaron sus compañeros?

Todos.

¿Alguna que recuerde en especial?

La del capitán Raúl Tamudo.

Y eso que cuando le cambiaron pareció no sentarle muy bien.

Pero eso es lógico. A nadie le gusta irse a la ducha antes de tiempo.

¿Qué le dijo?

Durante los diez minutos que estuve en el campo no dejó de aconsejarme.

Y eso le puso a cien.

¿A cien? ¡A mil! Tamudo sólo hay uno; es el capitán, una persona irrepetible en el Espanyol. Un goleador como pocos que hace cosas muy diferentes en el terreno de juego.

Un tipo hecho en la calle.

Eso lo dice usted, pero sí que es verdad que tiene una intuición única en la Liga.

¿Cómo usted?

Más o menos. Lo que sí que me agradaría es poder seguir sus pasos; quiero ser el delantero del futuro del Espanyol, el relevo natural del Tamudo.

Titulaba Tomás Guasch en su crónica que ¡Jonathan estaba vivo!

Nunca desaparecí del mapa y siempre confié en mis posibilidades. Pero quiero que quede una cosa clara: sólo hice un gol, nada más. Cierto que fue importante para todos los estamentos y que fue en el minuto 90, en casa y nos llevamos la victoria. Pero en el equipo todos estamos para aportar lo mejor. Luis García se fajó, Albert Riera las puso muy bien, los compañeros de defensa se esforzaron al máximo, Carlos Kameni hizo bien su trabajo... todos colaboramos, incluso los que no participaron.

¿Se acordó en algún momento de lo vivido en El Ejido?

Allí lo pasé muy mal. Mi hija me ayudó a salir adelante, al igual que mi esposa. Ellas facilitaron un camino tortuoso del que fui víctima. El entrenador (Antonio Tapia, hoy en el Granada 74) no me quería ni en pintura. perdí medio año y me sentí engañado.

En cambio, la cesión al Almería no fue nada mal.

Me lesioné, pero cumplí: hice siete goles en la docena de partidos que salí de titular. Paco Flores me ayudó y me enseñó muchas cosas.

¿Tiene la sensación de que el club está perdiendo la esencia de la cantera?

Para nada. Cada año salen futbolistas nuevos y muy interesantes.