NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Supercopa de España | Sevilla 1 - Real Madrid 0

Burrull inventó el penalti por acoso

Vio falta de Ramos a Duda, pero no en acciones similares sobre Saviola y Robinho. El Sevilla fue mejor una hora y luego mandó el Real, que casi empata. Alves dio una gran lección de sevillismo.

Tomás Guasch
Actualizado a
<b>Duda creó peligro.</b> La lesión a última hora de Adriano concedió un puesto de titular a Duda en la banda izquierda del Sevilla. El centrocampista portugués cuajó un gran partido y disfrutó de varias ocasiones para marcar, como en este lanzamiento de falta que rechazó Guti.

Un gol de Luis Fabiano de penalti decidió a favor del Sevilla el partido de ida de la Supercopa, cuya decisión quedó para el partido de vuelta en el Bernabéu. Por ahí, poca sorpresa. Sí la hubo en el área de Casillas, donde vivimos una nueva forma de penalti, el penalti por acoso, juraría que sin ninguna intención de cometerlo por parte del infractor. Acabó decidiendo el choque.

Fue así: un magnífico pase interior de Renato dejó a Duda por delante de Sergio Ramos, con el que tropezó cuando intentaba disparar a portería. Entendió Pérez Burrull que hubo contacto, sensación que no tuvo en acciones parecidas en la segunda parte entre Dragutinovic y Saviola y Alves y Robinho, que los madridistas reclamaron como penalti también. Por ahí, tampoco se estrenó la competición con novedad: sigue siendo más fácil pitarle un penalti en contra al Madrid que a favor. Conste que clamoroso no nos pareció ninguno de los tres. Pero si se pitó el primero, el rasero debió de ser el mismo más tarde. Y no lo fue.

Nos extendemos en ello porque fueron las jugadas que decidieron un partido que tuvo color sevillista durante la primera hora de juego y se decantó al final del lado merengue hasta el punto que Palop evitó las tablas en un par de jugadas cuando todo terminaba. La salida de Saviola y Baptista le dio al Madrid un peso ofensivo del que había carecido hasta entonces, pues amarrado Guti por Martí, el Real sigue sin tener un futbolista capaz de darle juego. Y en nuestro fútbol, el más tonto hace relojes suizos. Ante el Madrid de ahora, un fajador a por Guti y medio problema resuelto. Este es un juego de jugadores y al Madrid le faltan jugadores en serio, desequilibrantes.

Destacado.

Sin las tres acciones en las áreas determinaron el resultado final, el jugador de la noche fue Dani Alves. Por lo que jugó y por lo que puede jugar. Como partido completo nos quedamos con el de Duda, que le dio la noche a Sergio Ramos con sus penetraciones por la izquierda y su buen sentido del juego. Lesionado Adriano ayer, Juande se limitó a correr el escalafón. Puerta atrás y Duda, delante. Pero lo de Alves fue una lección de pundonor y de sevillismo. Pese a que el de ayer pudo ser su último partido con la casaca de Nervión, lo disputó como si fuese el primero. Sin una renuncia ni una reserva egoísta, con la entrega y el interés de un recién llegado. Fue conmovedor verle, sí.

Y, bueno, el Chelsea va a volver a la carga por él en cuestión de horas... y el Madrid debería hacerlo. Se deslizó ayer por la zona noble del estadio nuestra impresión de vísperas: una de las dos ofertas por más de 30 millones que el presidente Del Nido se jacta de haber rechazado por Dani, llegó del Bernabéu. No hay que darle muchas vueltas. El único futbolista susceptible de ser fichado y capaz de cambiar un equipo es él. Ni Sneijder, ni Van der Vaart, ni Nasri, ni Robben, ni desde luego Ballack. ¿Que supondría cambiar el sistema de juego del equipo? Puede. Pero eso lo logran sólo los futbolistas extraordinarios. Y Alves lo es. El único fichable ahora mismo y esta mañana amaneció el 12 de agosto.

La diferencia en el marcador fue corta, pero la hay entre el Sevilla y el Madrid y por eso Schuster pide gente nueva, aunque Van Nistelrooy e Higuaín tengan mucho que decir. La diferencia está en que el de Juande es un equipo y el de Schuster está en ello. El Sevilla es un bloque sin que importe demasiado quién juegue. De Javi Navarro y Escudé no se acordó ayer nadie. Boulahrouz y Dragutinovic funcionaron como si llevaran diez años juntos y se acaban de conocer. Faltó también Kanouté, pero Luis Fabiano se sobró para crearle problemas a la zaga madridista. En el mediocampo cumplió Keita, pegado a Martí y Renato. Si hubiesen salido ausentes (Adriano, lesionado, Maresca y Poulsen, en el banquillo), el rendimiento del equipo no habría sufrido altibajos.

Inferior.

El Sevilla ahora es un semipesado y el Madrid, un peso medio. El medio trabaja, baila alrededor del rival, le pone los cinco sentidos a la pelea y llegado el caso, hasta puede ganarle. Pero está en inferioridad. De kilos, de potencia. Dos consuelos le quedan al Madrid. Uno, que como el Sevilla hay pocos equipos en el mundo. Y dos, el 1-0, para nada es un KO sino un resultado remontable en el Bernabéu. Su arreón final deja en el aire la propiedad de esta Supercopa, que del lado madridista acabará con Drenthe en el equipo y quizá otros. Por casta, empujó y acarició el empate viniendo desde atrás, como acostumbra desde hace demasiado tiempo y tanto fastidia a su entrenador. Bien Pepe, por cierto. El Sevilla tiene un gol y mucho cuajo; lo volverá a demostrar en la vuelta. El Madrid acumula ganas de todo, mayormente de fichar. De momento: 1-0, ¡Hay Supercopa! Y una temporada muy larga, como comprobamos hace sólo un par de meses. A esperar.