El Barça sólo ha vendido a dos jugadores desde 2004

Hace mucho tiempo que se dice que el Barcelona no tiene un euro en la caja fuerte. Pero esa afirmación es dudosa. Cada verano (y cuando es necesario, en invierno) el presidente Joan Laporta y sus compañeros de junta deciden sacar el talonario para firmar jugadores que consideran imprescindibles. Las presentaciones son mediáticas, como gustan en los despachos del Camp Nou, pero conforme van pasando el tiempo y el caché del profesional va decayendo, comienza el verdadero problema para los ejecutivos.

Desde que Laporta tomará la presidencia del club por primera vez en verano de 2003, sólo ha sabido o ha podido vender a dos futbolistas. El primero fue Luis García, que marchó al Liverpool de Rafa Benítez por nueve millones de euros, su cláusula. Y la verdad es que no le fue mal. Ha llovido tanto que al badalonés le ha dado tiempo de ganar una Champions, un subcampeonato de la misma competición y a negociar su regreso al Atlético, además de otros títulos.

A la Bundesliga. El segundo futbolista que animó la caja fuerte fue el holandés Mark van Bommel, por el que el Bayern pagó seis millones, tras un año desafortunado en el Camp Nou. Desde entonces, todo fueron intenciones, pero Txiki Begiristain vio como se fueron esfumando de manera gratuita futbolistas como Gio van Bronkhorst, Javier Saviola, Gerard López, Rüstü Reçber entre otros. Un desastre.