Hacía tiempo que iban tras él y a media tarde acabó de confirmarse lo que AS les venía anunciando desde hace meses: Kiko Casilla será nuevo portero del club las tres próximas temporadas. Ya está. El chico, feliz como unas castañuelas, se abrazó a sus padres y agentes, después de que Pedro Tomás, director general del club, recibiera la autorización para que cumpliera un sueño que comenzó hace más de medio año y que ha tenido un final feliz.
Los Casilla (en la reunión hubo quien bromeó diciendo que se habían equivocado y que el bueno era Casillas) se marcharon en su automóvil a Alcover, donde en una cena familiar celebraron el acuerdo y la posibilidad de que su pequeño de 1,93 regrese a casa después de siete años en la capital.
Casilla estaba emocionado, contento, feliz. Su voz denotaba la tranquilidad de haber conseguido lo que ansiaba y el reto que ahora se avecina: volver a jugar con regularidad, después de un año y medio de ostracismo. Y es que en el Madrid no fueron muy justos con él. Atentos. Siendo Quique Sánchez Flores técnico del Getafe, quiso al portero para su primer proyecto el Coliséum Alfonso Pérez. Los técnicos del Real valoraron la posibilidad, pero lo frenaron en seco. "Eres muy joven; lo mejor es que esperes unos meses", le dijeron. A los pocos meses, la dirección deportiva en la casa blanca cambió radicalmente, al igual que su vida. Los que estaban se marcharon y los que entraron no contaron para nada con él.
Pedro Jaro, entrenador de porteros, se cebó con él. Lo medio marginó y pasó de ser un portero indiscutible a ver los partidos desde el banquillo o la grada. Y eso le abrió los ojos, dándose cuenta de que tras Valdebebas hay vida y que en Montjuïc y Sant Adrià lo recibirían con los brazos abiertos.
Con el filial. La idea de los técnicos y del futbolista es comenzar la temporada con el segundo equipo, aunque tendría posibilidades de poder participar con los profesionales. Ese es el gran reto y el objetivo del chico. Joan Francesc Ferrer, Rubi, y Ernesto Valverde deberían reunirse antes de comenzar la pretemporada para saber qué y con quién deberá comenzar a coger la forma el portero.
Kiko durmió en Tarragona, en su casa, con los suyos. Y sabe que lo podrá hacer con asiduidad en los próximos años. La cantera se refuerza con un meta de garantías, que será competencia de Carlos Kameni y de Gorka Iraizoz, sí es que éste no acaba en Bilbao.
