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Primera | Miguel

Mandiá, un madridista confeso, su gran valedor

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Mandiá

"Cuando yo tenga 40 años y esté en mi casa, veré a este niño jugando en un grande de Primera". Los más veteranos del Hércules lo tenían claro hace unos meses: Miguel de las Cuevas, el Niño, para ellos, tarde o temprano iba a triunfar en el fútbol español. Poco ha tardado Miguel Ángel de las Cuevas en dar la razón a sus compañeros. Lo cierto es que la carrera de este alicantino, de 19 años, siempre ha sido vertiginosa. Empezó en el Kelme, un club vivero de futbolistas del Elche, eterno rival del Hércules. Paradojas del destino. Tras destacar, por su habilidad y visión de juego, firmó por el Valencia. Si bien, como los técnicos del conjunto de Mestalla le dijeron que no era una prioridad en sus planes, apostó por volver a su tierra para triunfar en el equipo de su ciudad. Con 17 años recién cumplidos, Miñambres, entonces técnico blanquiazul, decidió que empezara a entrenar con el primer equipo. Poco después debutó ya con Granero, pero fue Juan Carlos Mandiá, madridista convencido y ahora mano derecha de Míchel en el Castilla, el que convenció a la perla del Hércules de que iba a vivir del fútbol. Con el gallego, el menudo futbolista alicantino explotó tanto táctica como físicamente. Mandiá le dio los galones con 18 años y no defraudó. Su juego le llevó a debutar con la Selección sub 19. En ella también dejó su impronta. Su progresión no tenía techo. Y su madurez crecía a pasos agigantados. Con el técnico gallego consiguió subir al Hércules a Segunda División. Pese a que es del Barcelona, jugar en Primera era su único sueño. Javier Aguirre tiene la última palabra.