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El triste final de un canterano de oro

Ángel Morales (Barcelona, 13-7-1975) está pasando por uno de los momentos más complicados de su vida futbolística. Se siente repudiado. Nota el maltrato psicológico que están ejerciendo con mucha fuerza desde los despachos de Montjuïc. Le están haciendo una auténtica marranada. Criado prácticamente como blanquiazul toda su vida, uno de los canteranos más honrados que ha tenido el club durante toda su historia está comprobando como le han vaciado la taquilla, le han llenado la caja de cartón (al puro estilo de película americana) y se la han dejado en la puerta del vestuario. Indignante. Indignante porque Morales podría tener tranquilamente ahora un equipo para jugar esta temporada que arranca mañana, pero está pagando cara su honradez. La pasada temporada, viendo cómo apenas contaban con él, decidió dejar de infiltrarse el tobillo derecho para pasar por el quirófano y arreglar sus problemas físicos. Tanto esfuerzo, tantas ganas por convencer a un técnico que nunca contó con él, de nada había servido. Seguro que ahora ha aprendido otra lección sobre la cara oscura del fútbol, de la que cualquier profesional trata de huir como sea. Y es que lo que le han hecho al medio barcelonés es fuerte. Rodeado de gente que sabe de fútbol y de cómo funciona el tinglado, ahora se ve que no le quieren ver ni en pintura. Ni tan siquiera hasta diciembre, cuando se reabre el mercado futbolístico para que los equipos puedan reforzarse. Y el que se lleve a Morales ganará, además de un futbolista muy honrado, un tipo sencillo y que siempre va de cara. Suerte.