2004: del éxtasis frente al Milán a la mediocridad

El Deportivo ha vivido en 2004 la página más brillante de su historia, títulos al margen, al llegar a la semifinal de la Liga de Campeones. Sin embargo, los aficionados blanquiazules tomarán las uvas este año sin alegría, más bien con pesimismo. ¿Cómo es posible esto? Muy sencillo. De enero a junio todo fueron buenas noticias, pero desde que comenzó esta temporada sólo la anecdótica victoria en el Bernabéu (el Depor llevaba 50 años sin lograrla) despertó algo de optimismo.

El año no pudo comenzar mejor: derby en Balaídos y un histórico 0-5 ante el eterno rival. El equipo empezaba 2004 tercero en la clasificación y acabaría la temporada en el mismo puesto. Incluso el tramo final de Liga fue apasionante y los de Irureta se quedaron a un punto del Barcelona y del segundo puesto que evitaba la previa de Liga de Campeones. Por quinta temporada consecutiva, los coruñeses se clasificaban para la Champions.

Grande de Europa.

Pero si por algo recordará el Deportivo 2004 será por su espectacular participación en la Champions. Los coruñeses habían exhibido una regularidad asombrosa las tres ediciones anteriores al llegar siempre a la segunda liguilla y alcanzar en dos ocasiones los cuartos de final. Sin embargo, les faltaba un salto de calidad para mirar de tú a tú a los grandes clubes de Europa que por fin llegó. El Depor alcanzó los octavos con solvencia, aunque sufriendo una goleada histórica en Mónaco (8-3). El bombo fue duro, y el rival en octavos fue la Juventus. Los blanquiazules ganaron en la ida en Riazor 1-0 con un gol de Luque, y repitieron resultado en Delle Alpi gracias a un tanto de Pandiani.

El bombo en cuartos fue de nuevo contundente: el Milán. El Depor se las veía ante el actual campeón de Europa, que además cobraba una ventaja en la ida en San Siro que parecía ya insalvable (4-1). Sin embargo, el éxtasis llegó a Riazor en el partido de vuelta. Los coruñeses barrieron al campeón continental del terreno de juego y le endosaron un histórico 4-0 en una noche mágica. En semifinales el rival fue el Oporto. Tras un esperanzador 0-0 en la ida en Portugal, el mismo Riazor que un mes antes vibraba ante el Milán, lloraba al ver como su equipo decía adiós a la ansiada final al caer 0-1 con un gol de penalti de Derley. El sueño de levantar la Copa de Europa se esfumaba.

Fin de ciclo. La aciaga noche frente al Oporto fue el comienzo del fin de un ciclo, que se ha ido confirmando en los últimos cuatro meses. Adiós en Copa en segunda ronda y paupérrimo papel en Champions al quedar últimos de grupo sin marcar un solo gol. Caída libre en la Liga, estableciendo las estadísticas más negativas de la era Irureta, y despedida de año en el puesto 13º. En unos meses el Deportivo ha pasado de la gloria a la mediocridad, de la admiración a las dudas. 2005 arrancará con los mismos que despiden 2004, pero ni Fran ni Mauro tomarán las próximas uvas. Irureta, ¿quién sabe? Del Superdepor se pasó al Eurodepor y ahora será el turno del... 2005 lo dirá.