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Míchel

Que viene Arrigo Sacchi

Actualizado a

Y si viene Sacchi parece que se acaban los problemas o se confirma la agitación: nadie está al frente de la parcela deportiva. Con la marcha de Valdano ese hueco sigue abierto, en parte porque nadie pensó en una fractura, en parte porque se intuyó que la solución de continuismo servía con lo casero, mostrándose tan sólo un trimestre más tarde como una opción descabellada. Ahí se gestó el error. Entre otras cosas porque el anterior inquilino del puesto de manager general deportivo dejó unos cimientos vulnerables -no hay que olvidar que toda la organización técnica y deportiva tienen la firma de su gestión-, y que a día de hoy no se logra sobrevivir a la inestabilidad. La llegada de Sacchi parece tener como primer objetivo organizar y planificar la parcela deportiva, algo que se suponía firme sólo con seguir la línea marcada... si la hubiera habido. Pero las dudas comienzan a hostigar, sin que nadie tenga criterios para avanzar, ni autoridad para moldear y ajustar la estructura deportiva creada. Y lo que parece peor, sin que haya nadie capaz de ser el mayoral que escriba públicamente las líneas maestras al presidente -que él corregirá- y que además le quite los 'moscones' de la sospecha sobre el funcionamiento técnico del club dando una imagen de consolidación. Las explicaciones no tienen peso porque no hay argumentos.

Y llega Sacchi, eminencia futbolística sin sospecha, con todo favorable si consigue libertad -algo que supo tener Valdano en los comienzos en su cargo y Camacho en los suyos-, con experiencia suficiente y una aureola internacional. Pero amigo Arrigo, aquí de verdad sí que hay tomate. No se le contrata porque todo funciona, porque si fuese así seguiría usted en su retiro dorado como asesor presidencial del Parma. Tendrá que desempolvar el chándal, volver a pasearse por el césped y encontrarse con una realidad que le puede sorprender, aunque intuyo que no le asustará. Acaso desperezarse de esa calidad de vida de la que hasta ahora disfrutaba también será un reto.

Examen rápido y dictamen preciso, porque la temporada avanza y aunque su contratación se venda como un calmante con efecto de futuro, llega a un club en el que el "presente fue ayer". Urge la explicación del método a seguir.

La única cosa que sigo sin entender es que si todo estaba bien con Valdano, si su trabajo había sido eficaz y matemático, si era el complemento perfecto para dominar y controlar la situación y si todo funcionaba hasta el punto de que alguien le añora ahora, ¿cuál sería el motivo por el que dejó el cargo? ¿O es que se fue antes de perderlo? Quizás Sacchi debería preguntar a Valdano qué pasó y por qué ya no está. Así tendrá medio camino recorrido, porque Butragueño no creo que le pueda disipar las dudas...