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Clasificación Mundial 2006 | Andorra 0 - Holanda 3

Andorra da buena imagen ante una triste Holanda

Con 0-0, le anularon un gol a Ildefons Lima

<b>FESTIVO. </b>El Andorra-Holanda fue vivido como una celebración por miles de holandeses en el Mini Estadi.
enric fontcuberta

Unos aficionados (unos, no unas) vestidos de faralaes. Pancartas con publicidad de discotecas de la Costa Dorada, paraíso del guiri en el litoral tarraconense. Cachondeo y ambiente vacacional. Sólo faltaba la paella de chiringuito y unos cuantos litros de sangría. En medio de ese clima festivo se desarrolló el Andorra-Holanda, ante unos 4.000 animosos seguidores oranje que disfrutaron porque quisieron, ya que el partido resultó aburrido.

Andorra sabía que sería un milagro (lo confesaba Toni Lima ayer en AS) ganarle a Holanda, pero lo cierto es que durante un momento rozó la proeza. El equipo del Principado ofreció una imagen muy digna, jugó a lo suyo (defenderse, evitar una goleada escandalosa) y pudo ponerse en ventaja en la primera parte, pero el árbitro israelí anuló una jugada que acabó en gol de Ildefons Lima.

Ruud, lesionado. Mediada la primera mitad, Ruud van Nistelrooy pidió el cambio. El delantero del Manchester United recibió un golpe en un choque fortuito, se dolió de la rodilla derecha y abandonó el campo de juego para dar entrada al ex deportivista Roy Makaay. Holanda ya tenía entonces el partido liquidado, con los goles del ex barcelonista Phillip Cocu (el que se tomó más en serio el partido internacional) y de la atracción de la noche, Arjen Robben, delantero del Chelsea.

Andorra aguantó lo que pudo, con un mediocampo muy poblado, en el que Justo Ruiz intentó mover a su equipo hacia adelante. Pero con un solo delantero (Fernando Silva), pretender crearle problemas a Edwin van der Sar era tan difícil como acertar seis en la Primitiva.

Aun así, Andorra puede presumir de haber salido casi ileso ante un rival cuya historia está preñada de momentos de gloria y, sobre todo, buen fútbol. Marco van Basten, fiel a la tradición, confía en el toque, la velocidad y el clásico 4-3-3 que tan bien conoció como el mágico delantero que fue.