Perea está casado con una velocista olímpica

Ustedes creen que Luis Amaranto Perea es rápido, ¿verdad? Pues tendrían que ver a su esposa. Digna Luz Murillo es atleta, velocista concretamente, y de mucho nivel. Tanto, que hace unas semanas participó en los Juegos Olímpicos de Atenas en los 200 metros lisos y en el relevo 4x100 de Colombia. En esta misma prueba ya había competido en Sydney 2000, cuando tan sólo tenía 19 años. Además, en los Juegos Iberoamericanos disputados en agosto en Huelva, fue doble medalla de plata, en los 100 metros y en los relevos. Digna Luz se entrena ahora en Madrid, hasta donde se ha trasladado con su marido y con su hijo, Juan David, de dos años.

Intimida pensar la capacidad atlética que puede tener el pequeño con esos genes. Murillo corre los 100 metros en 11.35, los 200 en 22.98 y, junto a sus tres compañeras del relevo, tiene la segunda mejor marca suramericana de todos los tiempos. En cuanto a Perea, Ferrando le define como un portento físico. El interés por el deporte nos unió y su rápido ascenso como futbolista le hizo ser más disciplinado y casero, recuerda Digna Luz de hace cuatro años, cuando se conocieron en Medellín. Y es que entonces Luis Amaranto acababa de fichar por Independiente y comenzaba a tomarse en serio su profesión. Quedaba atrás su fama de noctámbulo y mujeriego.

Separación.

El momento más duro llegó en 2003, cuando Carlos Bianchi convenció a Perea para irse a Boca y separarse por un tiempo de su mujer y su hijo. Desprenderme de lo mío siempre ha sido muy duro. Fue difícil dejar Currulao (su localidad natal) y más aún abandonar Colombia sin mi familia, reconoce el central rojiblanco. Por eso, cuando fichó por el Atlético no titubearon: se mudaban los tres. La decisión no planteaba dudas ni en el aspecto personal ni en el profesional. Murillo lo tiene claro: España me da la posibilidad de foguearme con las grandes de Europa y seguir mejorando.

De vendedor de helados a estrella del fútbol

Perea nació en la zona más pobre de Currulao y empezó a trabajar muy joven, porque no podía soportar el sacrificio de sus padres para sacarle adelante. A los 15 años se fue a buscarse la vida en Medellín. Subsistió vendiendo helados y jugando al fútbol en torneos locales. Hasta que un ojeador de Independiente le vio por casualidad y todo cambió.

A Murillo no le quedaban rivales en Suramérica

Con sólo 23 años, Murillo ya ha ganado todo lo que se puede ganar en Suramérica. En los últimos campeonatos continentales hizo doblete, ganando el oro en los 100 y en los 200 metros. Sin embargo, consideraba que allí ya no iba a evolucionar mucho más y el traslado a Europa debia ser su siguiente paso.