Mucho lío y poco fútbol

Pareció un partido de Liga. Nada de fútbol, demasiada dureza, protestas por todo, exceso de tarjetas (una de ellas roja) y pésimo arbitraje de Rodríguez Santiago. Esto fue lo que deparó la final del recuperado, tras 21 años, Trofeo Costa del Sol. Un duelo de rivalidad donde las faltas, alguna que otra marrullería y la pitada que dedicó el público de La Rosaleda a Manzano por quitar a Perico para poner a Juanito (cambio obligado tras la expulsión de Litos), dieron la nota a un encuentro donde se pudo dar fe de lo que ya hemos tenido ocasión de constatar en los dos días anteriores: que el Málaga necesita no dos, sino tres delanteros (no le mete un gol ni a la Puerta de Alcalá).

El Sevilla, algo más trabajado, sigue pendiente de que sus nuevas piezas Aranda, Renato y compañía se acoplen. El premio, al final se lo llevó el Sevilla por mor de un penalti (inexistente) que metió Baptista tras repetirlo por... dos veces. Con razón este equipo no falla penaltis desde que ascendió a Primera. Éste es un dato que afecta sólo a los duelos oficiales, pero en los amistosos, nos encontramos con que los de Caparrós son también infalibles.

Lo del Málaga en ataque es de risa. Es tal su inutilidad a la hora de resolver, que la única manera que tuvo ayer de meter un gol, un triste gol, fue gracias a un jugador... rival. Fue casi en tiempo de prolongación. Una falta sacada por Luque, intento de despeje de David Castedo y ¡gol!. A ver si va a resultar que este es el delantero que necesita Manzano en caso de que le fallen Diouf, Amoroso y compañía.

Al menos, los malagueños se libraron de la derrota, pero no de conquistar su Trofeo, que se fue a Sevilla, gracias al triplete que dejó seco al Parma. En definitiva, los de Joaquín Caparrós mantienen su bloque y el Málaga, insistimos, como no traiga ya unos cuantos delanteros, lo va a pasa, pero que muy mal esta temporada.

Primera bronca para Manzano

Perico (dicen que lo está siguiendo el Liverpool) es otra de las perlas de la cantera malaguista. Salió en el segundo tiempo y, apenas veinte minutos después, fue sustituido por Miguel Ángel. El público mostró su desaprobación por esta decisión de Gregorio Manzano con una sonora tanta de pitidos. El cambio estaba motivado por un reajuste táctico provocado tras la expulsión de Litos. Eso fue lo que movió al técnico jiennnense a tomar esta determinación, al parecer impopular. Al final, con diez jugadores, el Málaga fue capaz de conseguir el empate, que no le sirvió de nada..