COVID-19

Investigadores españoles descifran el vínculo entre hipertensión arterial y COVID-19

Una investigación liderada por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) confirma que la hipertensión arterial es la comorbilidad más frecuente en el paciente COVID-19 y que se asocia a un mayor riesgo de mortalidad.

Marcial Guillén

La hipertensión arterial, como indica la Fundación Española del Corazón (FEC), se define como la elevación de forma continua o sostenida de los niveles de presión arterial, es decir, la presión que ejerce el corazón sobre las arterias para que conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano.

Se trata de una patología en la que existe una clara predisposición genética, pero en su aparición influyen notablemente los malos hábitos de vida. Uno de los principales problemas relacionados con la hipertensión arterial es que en muchos casos no produce síntomas, de modo que es necesario establecer un control para detectar posibles anomalías. No es de extrañar por tanto que se la denomine como la 'asesina silenciosa', aunque si se detecta a tiempo y se trata, las posibles complicaciones se reducen notablemente.

Ahora, los resultados de una reciente investigación vinculada al Registro Clínico SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) confirman que la hipertensión arterial es la comorbilidad más frecuente en el paciente COVID-19 (50,9% de los casos) y que se asocia a un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa en dicho paciente, independientemente de otras comorbilidades, sexo y edad. Seguida de la hipertensión arterial (50,9%), las comorbilidades más frecuentes en el paciente COVID-19 serían, por este orden: diabetes (19,1%) y fibrilación auricular (11,2%).

Dicha investigación, que acaba de ser publicada en el 'Journal of Clinical Medicine', está firmada por 25 internistas, y ha analizado datos de 12.226 pacientes con infección confirmada por SARS-CoV-2 de 150 hospitales, reclutados entre el 1 de marzo y el 24 de junio y con una edad de entre 18 y 106 años.

El objetivo de dicho trabajo era, por un lado, comprobar si la hipertensión representaba un factor de riesgo independiente de muerte en pacientes hospitalizados con SARSCoV-2, o si por el contrario, su elevada prevalencia simplemente reflejaba la edad avanzada de la mayoría de los pacientes. Y, por otro, examinar el efecto que el tratamiento antihipertensivo anterior al ingreso con inhibidores de la ECA y antagonistas del receptor de la angiotensina II (ARA2) -los antihipertensivos más utilizados- podía tener sobre estos pacientes, a raíz especialmente de un estudio especulativo, publicado al inicio de la pandemia en una revista de impacto elevado, que sugirió que estos fármacos podían potenciar la susceptibilidad y/o gravedad de la infección por SARS-CoV-2.

Tratamiento farmacológico

  • El estudio liderado por SEMI revela que el tratamiento previo con fármacos antihipertensivos del tipo IECA/ARA2, en comparación con otros medicamentos, no altera los resultados en pacientes hipertensos y que los pacientes tratados con bloqueadores de los receptores de angiotensina II (ARA2) presentaban el menor riesgo de mortalidad por todas las causas de todos los antihipertensivos.
  • Como se muestra en este estudio, la mortalidad aumentó en pacientes que no continuaron su tratamiento previo con fármacos IECA/ARA2 durante su estancia hospitalaria. Destaca el hallazgo de que el grupo de pacientes tratados con ARA2 antes de su ingreso mostraba una tendencia a mejorar la supervivencia a partir de la segunda semana de estancia.

"Esta investigación supone un avance importante para comprender la relevancia de la hipertensión arterial y de su tratamiento previo al ingreso hospitalario en la infección por SARS-CoV-2, pues en una población muy extensa y con datos robustos de mortalidad global fusiona con datos clínicos dos hipótesis hasta ahora controvertidas en la bibliografía: una, la microinflamación sistémica como nexo de unión entre hipertensión y COVID-19, y dos, la importancia de la degradación de la angiotensina II en fases avanzadas de la enfermedad. Este estudio otorga visibilidad científica a la labor asistencial que en la práctica llevan a cabo los internistas en esta pandemia", concluye el Dr. Enrique Rodilla, presidente de la Sociedad de Medicina Interna de la Comunidad Valenciana (SMICV), facultativo de la Unidad de Hipertensión del Hospital de Sagunto y profesor de la Universidad Cardenal Herrera-CEU en Valencia.

Niveles óptimos y algunos consejos básicos

Niveles de presión arterial

  • Presión sistólica (alta) de 135 mmHg, mientras que diastólica (baja) de 85 mmHg.
  • En casos concretos, cuando hay antecedentes de enfermedades cardiovasculares o cerebrovasculares, enfermedad renal, diabetes o hipercolesterolemia los niveles deberán ser más bajos: 120-80.
  • Idealmente, los niveles de presión arterial asociados a una mayor longevidad y calidad de vida son 110-70, aunque es complicado alcanzar esas cifras, sobre todo en personas mayores.
  • Se considera que existe hipertensión arterial por encima de 140-90, aunque algunos expertos ya consideran unos niveles elevados a partir de 130-84.

Consejos básicos

  • Importancia de seguir una dieta con poca sal, baja en grasas, rica en vegetales, granos integrales, frutas, lácteos, legumbres y productos frescos y de temporada.
  • Evitar los alimentos ulltraprocesados.
  • Es necesario el control del peso corporal.
  • Establecer una rutina de ejercicio físico, bailar o andar, por casa o por la calle, siempre de acuerdo con la fase del confinamiento en la que se encuentre cada persona.
  • Conocer la gravedad de la hipertensión, ya que es un enemigo silencioso que va afectando al corazón, a la vista, al cerebro o a los riñones.
  • Eliminar determinados hábitos como el tabaco y el alcohol.
  • Incorporar técnicas de relajación en nuestro día a día, no solo para combatir el estrés, sino para ayudar a bajar los niveles de presión.
  • Asistir a los controles médicos periódicos, especialmente si tenemos en nuestra familia personas con hipertensión arterial.
  • Tener una buena higiene del sueño, procurando seguir unos horarios regulares. Además, debemos evitar tener aparatos electrónicos en la habitación.