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Caso Bale: ¿qué es la intolerancia al dolor?
"La tolerancia al dolor tiene un 60% de componente genético, que heredamos de nuestros padres aunque puede sufrir variaciones al llegar a nosotros, y un 40% de componente adquirido por nuestra educación, nivel de autocontrol, y experiencias dolorosas previas".
"Para empezar debemos diferenciar entre umbral del dolor y tolerancia al dolor. El umbral del dolor es el nivel mínimo de intensidad del dolor a partir del cual empieza a sentirse, a ser molesto, sin que necesariamente tengamos que hacer algo para mitigarlo. Es un dolor soportable. Traspasado éste, el dolor puede ir aumentando hasta alcanzar la tolerancia al dolor que es el nivel máximo de dolor que esa persona es capaz de aguantar. Superada esta tolerancia al dolor necesitamos encontrar algo que disminuya su intensidad, que calme el dolor", nos cuenta a Deporte y Vida el doctor Vicente de la Varga, director médico de CAMDE y miembro de Top Doctors.
¿Existe la intolerancia al dolor?
La intolerancia al dolor existe, y se entiende como la disminución de la tolerancia al dolor, la reducción del nivel a partir del cual el dolor se hace insoportable. La máxima intolerancia al dolor ocurre cuando el nivel de tolerancia al dolor coincide con el umbral del dolor. En el momento en que se empieza a sentir el dolor ya es insoportable. No podemos aguantar el mínimo dolor.
La tolerancia al dolor tiene un 60% de componente genético, que heredamos de nuestros padres aunque puede sufrir variaciones al llegar a nosotros, y un 40% de componente adquirido por nuestra educación, nivel de autocontrol, y experiencias dolorosas previas.
Un gen es el responsable de la tolerancia al dolor
El componente genético de la tolerancia al dolor radica principalmente en el gen SCN9A, que suele sufrir con bastante frecuencia variaciones, denominadas polimorfismos de nucleótido, que determinen una menor tolerancia al dolor postoperatorio o ante enfermedades como artrosis o lesiones lumbares. Estos polimorfismos pueden condicionar tanto una hipersensibilidad al dolor como una ausencia absoluta de éste. En cualquier caso, no podemos actuar sobre este componente genético, pero conocerlo nos puede ayudar a entender y a predecir el comportamiento de un paciente frente a una lesión, facilitando el diagnóstico inicial y sobre todo nos ayudará a conocer el nivel de gravedad de la lesión y a evaluar correctamente su evolución.
¿Aguantar el dolor es bueno?
El componente adquirido de la tolerancia al dolor es modificable, y tradicionalmente se ha pensado que a exposición regular a estímulos dolorosos para entrenarnos a aguantar el dolor, a aumentar la tolerancia al dolor puede, en determinados casos, tener un efecto positivo. Pero también es posible que se obtenga el efecto contrario y se produzca una hipersensibilización al dolor incluso a niveles más bajos. Por lo tanto actualmente se desaconsejan este tipo de terapias.
¿Se puede modicar esa tolerancia?
Modificarlo es posible, pero con un gran esfuerzo pues requiere que el paciente sea consciente de las circunstancias que condicionaron su intolerancia al dolor, esté dispuesto a trabajar psicológicamente para modificarlas y disponer de un equipo de profesionales entrenados para llevarlo a cabo.
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