EJERCICIO FÍSICO

Máscaras de entrenamiento en altitud: ¿marketing o útiles?

Últimamente, están muy de moda: son las máscaras de entrenamiento en altitud, que simulan una falta de oxígeno para poder rendir mejor en determinados ejercicios.

Estas populares máscaras de villano cada vez se ven más, sobre todo entre los runners, pero la realidad es que las utilizan muchos deportistas de todo tipo: desde jugadores de tenis hasta luchadores de MMA. Sin embargo, ¿son un producto de marketing o realmente funcionan? Podemos encontrarlas en unos precios que oscilan entre los 80 y los 100 euros.

Realmente, todos estamos a favor de obtener una pequeña ventaja en nuestro entrenamiento diario. ¿Pero hay realmente algún beneficio que se obtenga al entrenar con una máscara de elevación, que intenta mejorar la aptitud cardiorrespiratoria simulando un bajo nivel de oxígeno a gran altura? La realidad es que la mayoría de estudios científicos realizados hasta la fecha no han ofrecido grandes beneficios, pese a que no sean un placebo.

Mientras algunos usuarios proclaman que pueden respirar mejor después de usar una máscara de altitud, otros no ven ventajas. La realidad es que las máscaras de altitud simplemente no simulan la altura. Además, algunas personas los usan mientras realizan entrenamientos anaeróbicos, como el entrenamiento de resistencia, que utiliza un sistema de energía completamente diferente que ni siquiera requiere oxígeno. Este uso hace que su valor sea aún más dudoso.

¿Por qué las máscaras de elevación no simulan altitud? En altitudes elevadas, la presión atmosférica se reduce. La presión parcial de oxígeno, o las unidades totales de oxígeno por área determinada, también se reducen. Cuando el cuerpo está expuesto a una presión parcial más baja en altitud, responde aumentando el contenido de mioglobina / hemoglobina y la densidad capilar, y consecuentemente aumenta el transporte de oxígeno a los músculos.

Sin embargo, este proceso lleva semanas, incluso meses de entrenamiento a gran altitud, no 40 minutos de remo con una máscara en el gimnasio de nuestro barrio.

Estas adaptaciones pueden otorgar una ventaja en el rendimiento según este estudio, pero para ello no necesitamos la máscara. Asimismo, hasta que estemos adaptado a la altitud, el rendimiento disminuye. El VO2 max, una medida de la aptitud cardiorrespiratoria, en realidad disminuye aproximadamente un 10 por ciento cada 100 metros por encima de los 1100 metros. Además, la intensidad y el volumen del entrenamiento disminuyen, lo que resulta en una menor calidad de entrenamiento y contribuye a esta reducción en el rendimiento general.

Si entrenas en altitud el tiempo suficiente, te adaptarás a una presión parcial más baja. En este punto, puede haber algunos beneficios para el atleta de resistencia, como el aumento de la concentración de hemoglobina, el aumento de la densidad capilar, el aumento del volumen mitocondrial y la capacidad de amortiguación elevada. El problema es que la máscara, como hemos mencionado antes, no simula la altura, por lo que no simula un entrenamiento en altitud de forma tan precisa.