NUTRICIÓN

Omega 3: fundamental para nuestra salud según la ciencia

Los ácidos grasos omega 3 los podemos encontrar en el aceite de oliva, el salmón o la soja, y tienen funciones muy importantes para cuidar nuestro organismo.

La primera

Las grasas no solo no son malas para la salud, son necesarias. Hay algunas que son incluso imprescindibles para nuestro organismo, como los ácidos grasos omega 3, que podemos encontrar en alimentos como el aceite de oliva, la soja, las semillas de chía, el salmón o las nueces. Este tipo de grasas son de las llamadas poliinsaturadas, y se componen de ALA (ácido alfa-linolénico), DHA (ácido docosahexanoico) y EPA (ácido eicosapentaenoico). Juegan un papel imprescindible en procesos como la coagulación sanguínea o la inflamación.

El consumo diario ideal de omega 3 se cifra en unos 250 mg diarios. A continuación, os dejamos algunos de los beneficios más importantes que tienen los ácidos grasos omega 3 en nuestro organismo.

Buenos para la salud cardiovascular

Los estudios son claros al respecto: el omega 3 es bueno para nuestro corazón, tanto como prevención de enfermedades cardiovasculares como para ayudar en el tratamiento y la recuperación de éstas. Además, reduce los niveles de tensión arterial en personas hipertensas, reduce los triglicéridos y previene la formación de coágulos.

Para el hígado graso

Esta dolencia puede derivar del abuso de alcohol o puede ser una patología que no tenga que ver con el consumo de éste. Hay suficientes evidencias científicas, como una publicación realizada por la Universidad Estatal de Oregon, que sugiere que el principal objetivo del DHA (uno de los ácidos grasos presentes en el omega 3) en el hígado es el control de la inflamación, el estrés oxidativo y la fibrosis, que son las características más graves en este órgano.

Depresión y ansiedad

Aunque no es un tratamiento de primera línea para estas enfermedades, la suplementación con omega 3 o una dieta rica en estos ácidos grasos puede ayudar a prevenir la depresión y la ansiedad, según demuestran diversos estudios científicos. Recordemos, además, que la depresión es la primera causa de discapacidad en todo el mundo en la actualidad.

Ayuda a dormir mejor

El insomnio es un mal que afecta a gran cantidad de personas hoy en día, ya sea de conciliación o en forma de despertares nocturnos o tempraneros. Según estudios realizados en niños con problemas de sueño, un mayor consumo de omega 3 puede favorecer el descanso, ya que un aumento de los niveles de DHA (ácido docosahexanoico) está relacionado con la liberación de melatonina, la hormona que favorece el sueño y el descanso. Asimismo, no dormir adecuadamente aumenta el riesgo de obesidad tanto en niños como en adultos.

Mejora huesos y articulaciones

Tanto en el caso de la osteoporosis como en el de la artritis reumatoide, enfermedades que afectan al sistema óseo, el consumo de omega 3 puede aumentar los niveles de calcio presentes en los huesos. Según un estudio en el que se aportaron suplementos de estos ácidos grasos a los participantes, éstos se demostraron efectivos en la reducción del número de articulaciones blandas. Además, no presentaron riesgos de toxicidad y fueron bien tolerados.

Reducen el riesgo de sufrir demencia

Sí, el omega 3 también favorece la función cognitiva, más allá de todos los beneficios ya descritos. La demencia es una de las enfermedades neurológicas relacionadas con la edad más discapacitantes que existen, y la evidencia científica sugiere que estos ácidos grasos retrasan el envejecimiento de las células y por lo tanto la posibilidad de sufrir demencia cuando nos hacemos más mayores. En comparación con la mayoría de los nuevos medicamentos, los ácidos grasos omega-3 serían una excelente intervención de seguridad a largo plazo por su perfil de seguridad y bajo coste.

Cáncer

Según un estudio, las personas que ingieren grandes cantidades de omega 3 en su dieta diaria tienen hasta un 50 por ciento menos de probabilidades de sufrir cáncer de colon. Aunque faltan evidencias en otros tipos de cáncer, los estudios científicos realizados hasta la fecha sugieren que también puede ser efectivo en la prevención del cáncer de próstata y de mama.