CUERPO A CUERPO
Todas las parejas discuten, pero las felices lo solucionan así
Es imposible estar de acuerdo en todo; estas son las claves para que los desacuerdos no se carguen la relación
"Los conflictos garantizan la convivencia", según Franklin Porter, terapeuta de parejas. Pero eso no quiere decir estar en permanente discusión, sino en una comunicación constante. Las parejas saludables, que también tienen conflictos. "Las personas no somos iguales, por lo tanto, en la pareja, por mucho que nos amemos, habrá cosas en las que discrepemos", dice Marián Ponte, psicóloga y sexóloga.
"Ser distintos o tener puntos de vista diferentes forma parte del reto y la riqueza de convivir en pareja. Se puede discutir en muchas ocasiones y ello no implicar no ser felices. Es más muchas personas pueden no discutir por aburrimiento, miedo al conflicto o al abandono, evasión, roles de no igualdad, dependencia, miedo a las consecuencias negativas, maltrato, complacencia..." asegura Ponte.
Pero las parejas felices manejan las tiranteces de tal manera que fortalecen su vínculo. "Una pareja feliz generalmente puede evitar que las cosas vayan demasiado lejos porque ha aprendido a comunicarse", dice Franklin Porter. Si muestras a tu pareja amor y respeto, las discusiones no tienen por qué ser malas compañeras.
Eso se consigue simplemente "aceptando que existen diferentes puntos de vista, no dando por supuesto muchas de las cosas que pensamos que el/la otro/a piensa y comunicándonos más", dice María Cartagena, psicóloga de Psicología en Positivo.
Una vez que han saltado las primeras chispas, podemos optar por montar en cólera o verbalizar cómo esa situación que no nos gusta nos ha afectado. "Es preferible hablar en primera persona describiendo lo que sientes o te afecta sin juicios y expresando lo que necesitas. Por ejemplo: 'Me entristece que hayas venido una hora más tarde sin previo aviso'. Tu pareja necesita saber qué te hiere para poder modificar lo que sea posible. Así se evitan malentendidos que deterioran la relación", dice Ponte.
Así es como se podrían resolver enfrentamientos en tres de los conflictos más típicos de la vida conyugal.
Hablando de dinero
Las finanzas son uno de los problemas típicos de pareja. "El dinero es un área importante de la pareja y requiere atenderla. Tiene un valor emocional y está asociado socialmente con el poder, el estatus, el control y el dominio. En nuestra sociedad se dan maneras distintas de relacionarse con el dinero y nos afectará en cómo lo invertimos, gastamos o ahorramos", dice Ponte.
Practica la empatía. Analiza el conjunto de la situación e intenta tener una conversación productiva. Es lo que hacen las parejas felices. En lugar de defender tu postura, pregunta por qué le molesta tu parecer y sé receptivo a lo que dice. "Respetar asumiendo qué es lo más importante para cada uno y renegociar el uso del dinero que es de ambos, consultar a la pareja para tomar las decisiones que afectan económicamente, darle al dinero su valor y lugar y aclarar las creencias con las que hemos crecido, es una parte imprescindible para compatibilizar la relación con la pareja", aconseja Marián. "Si estamos acostumbrados a una calidad de vida, probablemente queramos seguirla manteniendo. La cuestión es adaptarse a las circunstancias, no ser tan rígidos y ver el bien común de ambos. Quizá aquí sea bueno tener una contabilidad para gastos de pareja y otra propia para gastos o caprichos individuales en la que cada uno decide cómo administrar su dinero", dice Cartagena.
'Nunca quiere sexo'
"Uno de los problemas que veo surgir con mayor frecuencia es un desajuste en la libido", asegura Porter. Y cuando sientes que tus necesidades no están siendo satisfechas, es difícil hablar. Es por eso que muchas parejas evitan tocar el tema hasta que se convierte en un problema importante, lo cual es un gran error. Si dices lo que piensas hay un camino a la conversación y de ahí a una posible solución.
Si quieres algo del otro, dilo. "Las parejas que se ocupan de este tema no usan palabras como 'siempre' y 'nunca' -dice Porter-, porque pueden ser un obstáculo para una conversación productiva. Decir: 'Nunca quieres tener sexo' cierra la discusión y hace que tu pareja se sienta a la defensiva. En su lugar di: 'Me siento molesto cuando me rechazas'. Eso da la oportunidad de responder a cómo te está haciendo sentir".
"Lo primordial es que se comunique el malestar al otro, pero sin reproches, expresando la disconformidad y las necesidades, para llegar a un punto en común -asegura María Cartagena-. A veces nos da vergüenza hablar de sexo con nuestra pareja, pero si no lo hacemos podemos estar perdiéndonos experiencias mejores o no disfrutar lo que nos gustaría". Las parejas felices resuelven este tipo de conflictos "hablando de lo que sienten y necesitan. Expresando que no hay deseo de distanciamiento o bloqueo. Pidiendo lo que quieren y buscando la responsabilidad compartida para negociar qué puede hacerse y cómo" asegura Marián.
'No me haces caso'
Cuando no es el WhatsApp, está compartiendo un selfie por las redes, y ni caso el uno al otro. "Aguantamos tantos detalles que no nos gustan sin comunicarlo que, al final, explotamos y en vez de decir las cosas para mejorar, lo que hacemos es empeorarlo", dice Cartagena.
Respira. Continuamente estás recriminando que deje el móvil, y has llegado a un punto muerto en el que la discusión no llega a ningún sitio. "Si el diálogo no es constructivo, toma un descanso y revisa tu punto de vista", dice Porter. Las parejas felices tienen un patrón recurrente cuando no están de acuerdo, lo reconocen y lo cierran cuando la lucha no va a ninguna parte. Así que en lugar de seguir insistiendo, toma un respiro, establece una fecha para discutir más tarde. "Lo vital es expresar el amor a tu pareja, decirle que deseas tener momentos de intimidad y comunicación, disfrutar sin interferencias y buscar pactos que sean coherentes para seguir nutriendo el vínculo desde el compromiso de sostener la relación. La honestidad de expresar las necesidades mutuas y la búsqueda de cómo encontrarse en relación a pesar de las diferencias forma parte del reto", dice Marián Ponte.
"Más que centrarnos solamente en lo que nos gustaría ('quiero que dejes el móvil, no me estás haciendo caso'...), debemos incluir el motivo por el cual lo queremos ('me gustaría pasar más tiempo contigo sin distracciones para disfrutar el uno del otro, ¿dejamos los móviles un rato y hacemos algo juntos?'). Si exigimos atención, estaremos obligando al otro. Si le invitamos a conocer nuestros deseos y buscar una solución que beneficie a ambos, conversando con nuestra pareja, llegar a acuerdos es más fácil", concluye la psicóloga Cartagena.
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