Unos youtubers prueban una tabla de surf eléctrica de 25.000 dólares
El colectivo The Sickos se sube a la LIND Canvas, una tabla motorizada que promete hasta 70km/h, y reabre el debate sobre el surf “con ayuda”.
El canal de YouTube The Sickos ha puesto a prueba una tabla de surf eléctrica de 25.000 dólares: la LIND Canvas, un modelo que esconde un jet de 20 kW y una batería de 3,1 kWh en un cuerpo similar al de un shortboard grueso. Según la marca, la velocidad punta alcanza hasta 40 mph (64 km/h), cifras que los creadores intentan replicar en su último vídeo, combinando sesiones en lago, río y olas de California.
Los Sickos no llegan vírgenes a este terreno. Antes habían jugueteado con un WaveJet —uno de los primeros sistemas eléctricos integrados en tablas— y con una JetSurf de gasolina, referencias que sitúan el experimento en una genealogía de inventos que buscan motorizAR el deslizamiento. Aquellos precedentes, con potencias y autonomías muy inferiores, sirven de contraste con el salto tecnológico de LIND.
En el propio vídeo, Tim McCollough, responsable de ventas de LIND, subraya el músculo técnico: “Cogimos dos motores y los metimos aquí; giran a 30.000 rpm. Un F1 va a 14.000”. La escena ayuda a entender por qué la tabla acelera como una moto acuática en miniatura y por qué su uso en rompientes reales sigue siendo territorio experimental.
No es la primera vez que la LIND aterriza en manos de influencers. A finales de verano, el skimboarder Blair Conklin ya la había probado, incluso en olas, pese a que el diseño se orienta al plano. Aquel test reforzó la idea de que se trata de un artefacto tan excitante como caro, reservado a bolsillos muy concretos.
¿Veredicto de los Sickos? El miembro del grupo Forest Lawson lo resume sin matices: “Es unas 200 veces más ‘sick’ que cualquier cosa que hayamos probado. Es lo más divertido que he hecho”.
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Más allá del espectáculo, el vídeo reaviva una discusión conocida en el surf: precio, huella y sentido de estos dispositivos frente a la tradición de remar y deslizar. Por ahora, lo indiscutible es que LIND ha llevado la propulsión eléctrica a un nivel de prestaciones y acabado que pocos habían imaginado… y que muy pocos podrán -ni querrán- pagar.
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