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WINDSURF

Un tiburón de 3 metros devora la vela de un windsurfista

James McCarthy-Price relata cómo un gran tiburón se enzarzó con su vela mientras él aguantaba de pie sobre la tabla, en el suroeste de Australia.

La vela del windsurfista James McCarthy-Price mordida por un tiburón, con sus pies encima.
James McCarthy-Price

En una experiencia aterradora que parecía sacada de una película de aventuras, James McCarthy-Price, un windsurfista y propietario de una destilería local, se encontró cara a cara con un tiburón de 3 metros mientras navegaba en Fourth Beach, en Esperance (Australia), el pasado martes 7 de mayo.

Todo comenzó como una jornada habitual de windsurf, con condiciones perfectas para navegar. McCarthy-Price disfrutaba de su deporte favorito hasta que una caída aparentemente inofensiva desencadenó el suceso. “El hecho de enfrentarme a un tiburón, un depredador marino de tres metros, y salir ileso, claro que me hace feliz. Aunque fue aterrador, fue una experiencia única. No todos los días ves un tiburón al final de tu vela”, comentó el deportista a los medios locales.

Al reincorporarse sobre su tabla, James notó algo extraño. “Era sólo un hocico y unos ojos grandes mordiendo el extremo de mi vela”. Intentó ahuyentar al tiburón golpeando el agua, pero la criatura no se inmutó y continuó masticando la vela, sacudiendo la cabeza y desgarrándola. “Todo el mundo me había dicho que golpear a un tiburón era divertido. Pero este tiburón no era del tipo que se deja impresionar. Seguía masticando mi vela y destrozándola”, relató.

Con el tiburón aún merodeando, James se concentró en mantenerse equilibrado sobre su tabla.Después de diez minutos de tensa confrontación, McCarthy-Price se había movido lo suficiente como para estar al alcance de un grupo de kitesurfistas. Uno de ellos se acercó y le preguntó si necesitaba ayuda. Fue justo cuando perdió de vista al tiburón: “Creo que este tipo pudo haberlo espantado”. Finalmente, una ola providencial lo empujó hacia la orilla.

Pese a la experiencia aterradora, McCarthy-Price se niega a dejar que el miedo le impida disfrutar de su pasión. “Tengo mi equipo listo en el coche. En realidad, los ataques de tiburones son muy raros. Es parte del juego. Cuando estás en el océano, lo compartes con otras criaturas. Pude regresar con mi familia, pero para algunas personas en el pueblo, no tuvieron una experiencia tan positiva y no pudieron volver con sus seres queridos. Así que quiero mostrarles respeto”.

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