The Wave, una ola perfecta para surfear en familia
Este verano probamos la laguna de olas artificiales con tecnología Wavegarden de Bristol (Inglaterra). Entramos con mucha curiosidad, salimos muy contentos.


A escasos kilómetros del centro de Bristol, en medio del verde británico, se encuentra una de las propuestas más completas y vanguardistas del surf europeo: The Wave. Esta piscina de olas artificiales no solo permite surfear en cualquier época del año, sino que lo hace enfocado a cualquier persona, en un entorno seguro y profundamente comprometido con la sostenibilidad.
Después de años de surfear -cuando puedo- en el mar y de haber visto muchos vídeos de las instalaciones con tecnología Wavegarden, tocaba probar las olas artificiales que lideran un mercado en auge a nivel mundial. Lo hice aprovechando el viaje en furgo por el suroeste de Inglaterra (Somerset, Devon y Cornualles) con la familia; y tras dormir en el tranquilo parking con césped del pub en el que habíamos cenado la noche anterior, que estaba a tan solo 5 minutos.

Reserva y llegada
Nada más dejar la furgo, lo primero que llama la atención es que hay un paseo de 10 minutos entre flora y fauna (básicamente ovejas) autóctonas que se hace de lo más entretenido y que resuelve muy bien la integración de las instalaciones en la zona. Pasas por las placas solares que le dan energía y vas leyendo las explicaciones pertinentes de sostenibilidad de The Wave, que os cuento más adelante.
Una vez dentro y si tienes reserva (recomendable, por lo menos en verano), al mostrador a hacer el check-in. Rápido, en una pantalla y con el apoyo del personal. Si es necesario, te dan un neopreno en perfecto estado de Rip Curl. Y te piden que 15 minutos antes de tu sesión estés en el punto exterior de encuentro para pasar lista, coger la licra correspondiente y, en el caso de los niveles más avanzados, explicarte las cuatro normas básicas para que todo funcione correctamente y con seguridad.
Una ola segura… y garantizada
El principal atractivo de The Wave es, sin duda, su capacidad de ofrecer olas consistentes y adaptadas a cada nivel. Gracias al sistema Wavegarden Cove, una tecnología patentada a nivel mundial de generación de olas mediante un sistema electromecánico, el complejo presume de crear hasta mil olas por hora con diferentes tamaños, formas e intensidades. Desde suaves y largas olas ideales para niños hasta secciones con pared para maniobras más técnicas. Yo no las conté, la verdad, pero sí puedo decir que hubo olas para todos y que en todos los casos eran las adecuadas para el nivel. Y que no tuve unas olas así en todo el viaje que siguió por las playas de la zona.
Sesiones de intermedio - avanzado
Hay cinco niveles. Según el nivel de la sesión hay más o menos explicaciones, las olas son más o menos grandes y hay más o menos gente. En mi caso nos fuimos a la izquierda y éramos unos 15, un número perfecto para surfear una ola, volver remando por el canal y estar listo para la siguiente serie sin tener que esperar. Cogí casi 20 olas y salí exhausto.
Sesiones para principiantes
Mi pareja y mi hija (4 años), que nunca habían surfeado, además de los 15 minutos de pasar lista y explicar las normas tienen 30 minutos de sesión teórica y práctica fuera del agua. En el caso de los niños, incluso con juegos y siempre acompañados de un adulto. El objetivo es aprender el proceso del take off (levantarse) y mantener el equilibrio sobre la tabla. Luego hay que sumarle la hora dentro del agua, en su caso en una parte más cercana a la orilla donde todo eran espumas. Con los canales también perfectamente definidos. Salieron exactamente igual que yo (y se levantaron el primer día, cada una a su manera).

Resumen y precios
Se podría decir que tres generaciones y/o personas con diferente nivel de surfing de una misma familia tuvimos la oportunidad de vivir en primera persona lo que ofrece este enclave singular. Por entre 40 y 50 libras cada uno (a las sesiones nos invitaron, no quiero engañar a nadie). Con sesiones personalizadas para cada perfil, demostrando que el surf puede ser accesible, divertido y seguro para todos. Y con un sistema de cámaras que funcionan con IA que te hacen fotos y vídeos que puedes comprar fácilmente online por entre 7 y 15 libras (según si lo quieres todo o no).
Más allá del surf
Luego, en tierra firme, The Wave también tenía opciones para pasar el rato. Zonas de juego, columpios, una mini rampa de skate, áreas verdes para relajarse, e incluso un restaurante con opciones saludables y locales completan la experiencia. Todo está diseñado para que tanto surfistas como acompañantes encuentren su lugar. Hasta el último detalle. Por ejemplo y como curiosidad: solamente podías beberte una cerveza si ya habías surfeado.

Un modelo de sostenibilidad pionero
Como comentaba, de camino y a través de paneles te puedes informar sobre la sostenibilidad de The Wave. Leí que fue el primer surf park en obtener la certificación B-Corp, con una puntuación de 91,2, muy por encima de la media global y como resultado de un plan estratégico enfocado en reducir el impacto ambiental al mínimo.
Quise preguntarles a la empresa para certificarlo y explicarlo correctamente. Me cuentan que la clave está en su tecnología: “A diferencia de otros sistemas neumáticos más comunes, el generador de olas de Wavegarden consume hasta 10 veces menos energía”. Este ahorro no solo reduce costes operativos, sino que hace viable una autosuficiencia energética basada en paneles solares. En The Wave, toda la energía utilizada para generar las olas proviene de placas solares instaladas en el propio recinto. Una instalación de 3.000 m² de paneles es suficiente para abastecer el sistema durante todo el año.
“La energía más sostenible es la que no se consume”, afirman desde Wavegarden, y su enfoque lo demuestra. Incluso los motores que generan las olas funcionan como generadores cuando se desaceleran, recuperando parte de la energía empleada. Además, para evitar picos de demanda energética, el sistema incorpora acumuladores propios que eliminan la necesidad de baterías de litio, una alternativa más ecológica y económica.

Agua reutilizada, impacto reducido
Otro de los aspectos destacados es la gestión del agua. Aunque a primera vista la laguna pueda parecer un derroche, la realidad es muy diferente. Su volumen —entre 30.000 y 50.000 m³— es comparable al de una piscina olímpica o un estadio de fútbol, y muy inferior al de un campo de golf. Además, no requiere vaciado ni recarga periódica, y solo se repone el agua evaporada. Que en Inglaterra, es poca.
En otras instalaciones de Wavegarden, como el futuro proyecto en Costa Blanca o en URBNSURF Melbourne, ya se recurre al uso de aguas grises o pluviales, lo que permite alcanzar un balance hídrico neutro.

Futuro del surf… hoy
En definitiva, la visita a The Wave me sirvió para convencerme de que estas instalaciones son una buena alternativa y/o complemento al surf en el mar, especialmente en días sin olas o para quienes viven lejos de la costa. En un entorno cuidado al detalle, con personal atento, instalaciones impecables y una visión clara: que el futuro del surf también sea sostenible.
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